Tras ocho años de silencio, su última exposición individual tuvo
lugar en 1993 en la Galeria Maior de Pollença, Cristina Escape
vuelve al primer plano del mundo artístico con una exposición que
inaugura hoy en la Sala Dalmau de Barcelona. La muestra, que
permanecerá abierta al público hasta el 8 de junio, reúne 23 telas
de formato mediano y numerosas obras sobre papel.
Escape muestra en esta exposición una obra de madurez, en la que
se ve claro que ha encontrado un camino propio, una manera personal
de expresar sus ideas a través de la pintura. Así se muestran obras
en las que la figura humana, tratada con gran esquematismo y
sensibilidad, es protagonista; otra dedicada a los árboles, que la
artista simplifica para buscar su esencia, su alma, al igual que
las flores; por último, se exponen una serie de papeles dedicados
al mundo del circo. En toda su obra, destacan unos fondos muy
trabajados, llenos de sentimientos y sensualidad.
Cristina Escape no deja nada al azar y sus obras son muy
reflexionadas. «Intento depurar mucho, ser muy exigente con la
obra. La repaso constantemente, borro, vuelvo a pintar... No doy
nunca una obra por buena hasta que no estoy satisfecha»,
explica.
Esta artista dice volver a disfrutar con la pintura después de
unos años de descanso en los que no ha dejado de trabajar, pero que
han sido de impás, de reflexión frente al futuro. «Para pintar
necesito disfrutar con lo que hago, pasarlo bien. Después de unos
años sin exponer, quiero volver a mostrar la obra, porque para
evolucionar es necesario buscar las reacciones del público,
escuchar las críticas... Trabajar para una puede llegar a ser muy
desmoralizador», dice.
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