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«Elogi al recipient» es el título bajo el que Lluís Castaldo presenta una exposición antológica de su obra en el Museo de la Cerámica de Barcelona, en el Palacio de Pedralbes. La muestra, inaugurada ayer, abarca trabajos de diferentes épocas de su producción a través de una sesentena de piezas.

El ceramista explicó ayer desde Barcelona que el título «es un reconocimiento expreso a lo que implica el contenedor». Según el creador, «la cerámica, desde sus orígenes, tenía un elemento funcional que ha contribuido, en cierta forma, a la evolución del ser humano». Para Castaldo, «los inicios de la vida se relacionan con el contenedor» y como ejemplo de éste último pone al óvulo femenino. Castaldo, que «iba para pintor», tras estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona se decantó por la cerámica. Sus primeros pasos fueron en trabajos murales y en Palma se pueden contemplar algunas de sus obras públicas.

El artista habla de los años setenta como de un tiempo en el que se dio un «movimiento integrador de las artes», que le sirvió para aplicar la técnica de la cerámica al mural. Sus inquietudes creativas le llevaron a «descubrir otras facetas inéditas, como el trabajo en torno con toda la complejidad de creación de esmaltes». Castaldo, que trabaja sobre planteamientos «completamente estéticos», dice que si tuviera que adscribirse a alguna tradición lo haría a la de los «grandes maestros catalanes Artigas y Cumella». La cerámica, que «implica un conocimiento técnico importante», tiene en el fuego «el gran elemento transfigurador y decisivo», un componente de «sorpresa» que genera «emoción» y es un «aliciente».