«Sólo he conseguido amar allí donde la muerte mezclaba su
aliento con la belleza». Esta frase de Edgar Allan Poe define
milimétricamente la esencia del último musical de la compañía
catalana Dagoll Dagom «Poe», basado en los seis relatos fantásticos
más conocidos del escritor americano y vehiculado por uno de sus
temas preferidos: la no muerte de los muertos.
Los cuentos de Edgar Allan Poe, además de su calidad intrínseca,
tienen el valor añadido de haber creado toda una línea de
influencias y resonancias estéticas que van desde la novela de
detectives hasta los relatos de terror gótico. Su influencia
también se ha evidenciado en otros géneros creativos como el cine,
el cómic, el rock... Sin embargo, el teatro se ha mantenido siempre
al margen del universo de este autor, por las dificultades de poner
en escena sus fantasmagóricas creaciones. En este sentido, «Dagoll
Dagom se ha propuesto con esta obra el reto de trasladar a un
escenario la atmósfera angustiosa y opresiva, el misterio y el
sobresalto de las narraciones de Poe. Nos apetecía mucho pisar este
terreno», explica Joan Lluis Bozzo, director y autor de esta
personal dramaturgia.
«La caída de la casa Usher» es el relato que sirve para
vertebrar este espectáculo, que componen seis personajes claves,
además de los espíritus: Roderic, propietario enfermo de una gran
mansión noble y decrépita, interpretado por Óscar Mas; Madeleine,
que, según Rosa Galindo, actriz que le da forma, «se caracteriza
por su fragilidad física pero por una gran fuerza espiritual»;
Nicholas, amigo de Roderic y enamorado de Madeleine, «que
representa el combate entre el racionalismo del mundo científico
contra lo oscuro», afirma Sergi Albert, actor que lo personifica;
el Dr. Valdemar, el médico de la familia, interpretado por Carlos
Gramaje; la mayordoma, una mujer extraña que nunca sale de casa, es
Rosa Serra; y el criado, un viejo borrachín que habla más de la
cuenta, es Ferran Frauca.
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