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Con una peculiar aura de galán itálico, Antonio de la Cuesta, más conocido como Tonino Carotone, ha devenido un fenómeno musical que abandera su canción «Me cago en el amor», de su anterior y primer disco «Mondo difficile». Tres meses después de dar a luz el segundo, «Senza ritorno», podremos verle en acción el próximo 17 de enero en la Plaça Major, con motivo de la celebración de la fiestas de Sant Sebastià. El gusto de Toñín, como le conocen los amigos, por la canción italiana le ha acompañado desde la infancia. «Cuando yo era pequeño había una presencia de música venida de Italia que entonces ya me proporcionó la posibilidad de conocer el trabajo de artistas como Adriano Celentano o Renato Carosone», afirma. Este dato, sumado a un personal interés por la fusión, ha supuesto la creación de Tonino Carotone, personaje que vehícula su interesante discurso musical. Y si echamos la vista atrás, la raíz de esta propuesta ya se encontraba en su paso por la banda pamplonica Kojón Prieto y los Huajolotes. «Entonces yo ya tenía unas inspiraciones un tanto extrañas para lo que es el plano musical».

Sus letras destilan un espíritu autobiográfico que radica, según Carotone, en la sinceridad; virtud que también está presente en su directo. «Yo canto lo que siento de una manera muy profunda y, por ello, me suelo emocionar en el escenario». A este principio hay que sumarle el humor, el desenfado y una pizca de libertinaje, elementos implícitos en sus composiciones. No en vano, una de sus máximas es la de «quien nace golfo, muere golfo», y no cabe duda de que ese es el sustrato de su personaje.

Este descaro vital en escena se torna en seriedad laboral cuando baja de él. Considera que «la industria discográfica es un mundo dehumanizado, y no sólo musicalmente». Asimismo, se congratula del éxito conseguido -«Mondo difficile» se ha vendido hasta en países como Pakistán o China-, «dados los tiempos que corren, en los que triunfa la música prefabricada».