Un momento del traslado de las obras al Museu d´Art Modern i Contemporani de Palma. Foto: JOAN TORRES

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Guillermo Ponce, propietario de la Fundición Magisa, de Madrid, con más de 54 años dedicados al mundo del arte, se trasladó ayer a Palma para supervisar la perfecta recepción de algunas de las esculturas monumentales, desarrolladas en su taller, que pasarán a formar parte temporalmente de la colección del Museu Es Baluard. Las piezas, ocho, son obra de importantes autores contemporáneos: «Puente del mar» (2003), de Enrique Broglia, un bronce patinado; «Cabeza» (2003), de Rafael Canogar, en acero corten; «Sin título» (2002), de Amadeo Gabino, en acero corten; «Florero» (1984), de Manuel Hernández Mompó, en acero inoxidable pintado; «Caballito» (1999), de Juan Muñoz, en bronce patinado; «La dama» (1998), de Bernardí Roig, en bronce, hierro y seda; «Almagra» (1987), de Gerardo Rueda, en acero patinado; y «Tríptico», de José Luis Sánchez, en acero corten.

Ponce explicó que estas piezas tienen en común varias características, «pertenecen a personas maduras artísticamente, son representativas de cada uno de sus creadores, tienen un gran valor intrínseco y son de gran formato». Y aseguró que las esculturas han venido a Palma «por mi amistad con Pere Serra y mi afinidad con Mallorca». Sobre el museo, destacó sobre todo su arquitectura. «Los mallorquines tenéis que estar orgullosos de vuestro museo, ningún otro tiene un contexto tan espectacular». Dio personalmente la enhorabuena a su autor, Luis García-Ruiz. «Es impresionante la conjunción realizada entre el hormigón y la piedra, aspecto que se ha cuidado al detalle. De este modo, lo contemporáneo se ha integrado a la perfección con lo antiguo».

Lo comparó con el Museo de Cuenca «por su exquisitez» y recordó cómo «otros espacios artísticos, como el Guggenheim de Bilbao, han conseguido atraer turismo de calidad a las ciudades en las que se encuentran. Éste, sin ninguna duda, será el caso de Es Baluard. La difusión que se le puede dar a nivel mundial es increíble». También quiso recalcar «el respeto que se ha tenido con el lugar, volviendo a dar vida a espacios como el aljibe». En este sentido, afirmó que «el marco es tan bonito y los artistas que reúne son tan reconocidos que su futuro está asegurado». Sentenció, medio en broma, medio en serio, que «Es Baluard recibirá tantísimo público que tendrá que terminar dando hora de visita» y añadió que «este proyecto cultural va a traer muchísima riqueza a la ciudad, además de otorgarle un gran patrimonio artístico».

Ponce declaró tener muchísimas ganas de ver ya ubicada, en la terraza frontal del museo, la monumental escultura que el valenciano Santiago Calatrava ha donado a Es Baluard y que actualmente está ultimándose en su fundición. Se trata de una base de más de 15 toneladas de peso repleta de agua, dos conos de cuatro metros y medio de alto, sobre los que se instalarán cinco cubos de cobre de 1,80 x 1,80 centímetros, de 2.700 kilos de peso cada uno. El conjunto tendrá más de 16 metros de altura y pesará cerca de 30 toneladas. «Esta obra pasará a ser un elemento significativo en el Paseo Marítimo de Palma», puntualizó. Asimismo, comentó haberse sentido gratamente impresionado por «la magnífica colocación del 'Tríptico' de José Luis Sánchez, que destaca de una manera espectacular sobre el fondo de piedra».