Imagen de los arcos en el solar de la calle Francesc de Borja Moll.

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LAURA MOYÀ/MARIANA DÍAZ

Dos arcos de la Síquia d'en Baster, o de uno de sus ramales, aparecidos hace dos años en un solar de la calle Francesc de Borja Moll, de Palma, se desmontarán y se trasladarán al Monastir de la Real. Allí se creará un centro de interpretación de las tres síquies de origen islámico que abastecían de agua a Ciutat. ARCA denunció ayer la «posible desaparición» de los citados arcos, lo que se negó desde Patrimoni Històric del Consell y se explicó la situación actual de los mismos. Los arcos, de «factura basta», surgieron cuando en la citada calle se derribó un edificio para la construcción de otro de nueva planta. Junto a los mismos se encontraron, también, elementos de la muralla renacentista datados en el siglo XVII. Se trata de parte de un lienzo derevellí de la muralla, el denominado de Campelat, y parte del contrafoso. El primero es una parte adelantada de los muros que contribuía a aumentar la defensa y se situaba entre dos baluartes, que en este caso los de Jesús y Santa Margalida.

En su día, la Comisión de Patrimoni del Consell obligó a la empresa promotora de la obra a incluir los restos de muralla en el proyecto, como sucedió en el párking de Via Roma, lo que significó «que perdieran bastante espacio en los garajes». Las murallas renacentistas son Bien de Interés Cultural (BIC). Esto no sucedía hace dos años con las síquies de Palma, la de la Vila, d'n Baster y la del Mestre Pere sobre las que, hace unos meses, la Conselleria de Territori ha iniciado un expediente de BIC.

Cuando en el solar de la calle Francesc de Borja Moll se encontraron dos arcos de la síquia d'en Baster, este sistema hidráulico histórico no gozaba de la máxima protección que implica la clasificación BIC. La Comisión de Patrimoni decidió que se trasladarían a otro lugar porque debían conservarse», señaló Jaume Cardell, técnico del CIM. Los arqueólogos Marilena Estarellas y Josep Merino por parte de la constructora, y Biel Ordinas por el Consell, documentan los arcos antes de su traslado a la Real, donde se ubicarán en un lugar adecuado. Dibujan cada una de las piedras que los forman arcos y las numeran. Las dovelas del arco sólo están bien trabajadas en su parte delantera. También analizarán qué tipo de argamasa las unía para reproducirla a la hora de montarlos en sa Real, a donde se empezarán a trasladar el viernes.