Dos arcos de la Síquia d'en Baster, o de uno de sus ramales,
aparecidos hace dos años en un solar de la calle Francesc de Borja
Moll, de Palma, se desmontarán y se trasladarán al Monastir de la
Real. Allí se creará un centro de interpretación de las tres
síquies de origen islámico que abastecían de agua a Ciutat. ARCA
denunció ayer la «posible desaparición» de los citados arcos, lo
que se negó desde Patrimoni Històric del Consell y se explicó la
situación actual de los mismos. Los arcos, de «factura basta»,
surgieron cuando en la citada calle se derribó un edificio para la
construcción de otro de nueva planta. Junto a los mismos se
encontraron, también, elementos de la muralla renacentista datados
en el siglo XVII. Se trata de parte de un lienzo derevellí de la
muralla, el denominado de Campelat, y parte del contrafoso. El
primero es una parte adelantada de los muros que contribuía a
aumentar la defensa y se situaba entre dos baluartes, que en este
caso los de Jesús y Santa Margalida.
En su día, la Comisión de Patrimoni del Consell obligó a la
empresa promotora de la obra a incluir los restos de muralla en el
proyecto, como sucedió en el párking de Via Roma, lo que significó
«que perdieran bastante espacio en los garajes». Las murallas
renacentistas son Bien de Interés Cultural (BIC). Esto no sucedía
hace dos años con las síquies de Palma, la de la Vila, d'n Baster y
la del Mestre Pere sobre las que, hace unos meses, la Conselleria
de Territori ha iniciado un expediente de BIC.
Cuando en el solar de la calle Francesc de Borja Moll se
encontraron dos arcos de la síquia d'en Baster, este sistema
hidráulico histórico no gozaba de la máxima protección que implica
la clasificación BIC. La Comisión de Patrimoni decidió que se
trasladarían a otro lugar porque debían conservarse», señaló Jaume
Cardell, técnico del CIM. Los arqueólogos Marilena Estarellas y
Josep Merino por parte de la constructora, y Biel Ordinas por el
Consell, documentan los arcos antes de su traslado a la Real, donde
se ubicarán en un lugar adecuado. Dibujan cada una de las piedras
que los forman arcos y las numeran. Las dovelas del arco sólo están
bien trabajadas en su parte delantera. También analizarán qué tipo
de argamasa las unía para reproducirla a la hora de montarlos en sa
Real, a donde se empezarán a trasladar el viernes.
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