Las primeras horas van pasando y la cosa, poco a poco, empieza a
tener otra pinta. El Rock'n'Rostoll de Maria de la Salut es toda
una celebración de la épica rupestre mallorquina, con rave en el
safareig incluida, que congregó a miles de jóvenes. Este año habían
puesto unas nuevas escaleras, siempre transitadas y más estables
que los antiguos peldaños de madera, para entrar de la discoteca.
Algunos no salieron del hoyo en toda la noche, mientras los
discjockeys iban poniéndole banda sonora a los visuales de
Taltaloop. Junto a David Martzz son los residentes del escenario
electrónico del Rock'n'Rostoll, uno de los grandes reclamos de la
noche.
Nos estamos acostumbrando a que cualquier cosa que huela a bombo
este verano tenga más tirón que las guitarras. A pesar de que
Lagartija Nick deberían ser un argumento con suficiente peso. Los
de Antonio Arias siguen siendo un grupo con nervio y con un
cancionero consistente. Fueron uno de los pocos capaces de sacarle
jugo al escenario rock, ofreciendo como siempre un buen puñado de
razones para reivindicarlos como una de las bandas esenciales del
rock independiente nacional. Cerraron la noche en el escenario
Rock'n'Press, con tratamiento de estrellas y demostrando dos
principios básicos: uno, que la mala prensa es también buena
publicidad; y dos, que lo importante del rock es epatar. Gabi Rodas
se convierte en un cruce entre Roberto Iniesta y John Lydon sobre
el escenario, mientras la banda va despachando clásicos en plan
lúdico. Su irreverencia encuentra la complicidad del público
gracias a títulos como «Rasputín». Con ellos terminaron también las
posibilidades de escapar de la electrónica, que de se ha convertido
en ese complemento que acaba eclipsando cualquier otra cosa.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.