El mundillo literario local anda revuelto desde que, anteayer,
la primera convocatoria de los Premis Mallorca, que concede el
Consell, se saldara con un galardón de narrativa desierto. Los
70.000 euros de dotación, la mayor en lengua catalana, se quedaron
en las arcas del CIM. La resolución del jurado, compuesto por Josep
A. Grimalt, Guillem Frontera, Antònia Vicens, Biel Mesquida y Rosa
Maria Planas, no ha contentado a casi nadie. Algunos autores
mallorquines opinan en esta página sobre lo sucedido.
Pere Rosselló Bover, profesor, escritor y antólogo, decía ayer
que, aunque no es partidario de premios con cantidades tan
«ostentosas», fue una «lástima» que, entre la cincuentena de
novelas presentadas, el jurado, al que calificó de «perfectamente
cualificado», no hubiera encontrado ninguna digna de merecer
premio. «No creo que todas fueran tan malas». Partidario de un
«replanteamiento» del concepto del galardón, parte de cuya dinero
podría destinarse a aspectos «más atractivos de la promoción como
la distribución o la traducción a otras lenguas», piensa que, «tal
vez» el jurado se vio impelido, «debido a los 70.000 euros, a
buscar una obra de primerísima calidad».
Más duro en sus afirmaciones resultó Miquel Àngel Vida, escritor
para quien el jurado, -«que me parece de poca calidad excepto
Guillem Frontera, y que no ha estado a la altura del premio»-, se
han «cargado» el galardón. Vidal no cree que entre las 50 obras
presentadas «no hubiera ninguna de calidad» y opina que en el
jurado faltaban, al menos, «un par de nombres relevantes a nivel de
todos los Països Catalans». Finalmente, apunta que «se ha hecho un
flaco favor a la cultura catalana» porque recuerda que, en
Mallorca, en cuanto a la promoción de la lengua, «sólo tenemos el
Premi Ciutat de Palma que está envuelto en la polémica desde que es
bilingüe».
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