El actor Albert Vidal ha condensado todo su «bagaje teatral» en
la obra «El Príncipe», que estrenará hoy en el Teatro del Mar de
Palma y que protagoniza un personaje que califica como «un
arquetipo de la naturaleza humana».
Vidal hace una aproximación a su «poética telúrica» desarrollada
hace más de diez años. Establecido en Ulan-Bator (Mongolia) desde
1999, combina cantos, danzas y discursos para explicar la evolución
del mito del advenimiento del gran líder, el timón espiritual de la
humanidad: el príncipe Kugu, presidente del Movimiento Telúrico
Internacional.
Con este montaje de arte telúrico, un género inventado por él,
apuesta por «el retorno a lo sagrado» y reivindica «la inocencia
como estado primigenio de la naturaleza humana». Polifacético y
provocador ha creado una línea interpretativa heredada de Jacques
Lecoq, Dario Fo y Kazuo Ohono y enriquecida con técnicas y
tradiciones diversas. Después de haber sido uno de los grandes
maestros de la «performance» y precursor de los «reality shows»
vuelve al teatro tradicional «porque la auténtica performance es
utilizar la palabra para desnudar a la sociedad».
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