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JOAN CABOT Será la primera vez que visiten la isla y lo harán ya pensando en el que será su tercer álbum, pero el concierto de PAL mañana en el Teatre de Lloseta, para acompañar el turbo-folk de los franceses Vialka y los punk-rockers locales Quatermass, será la primera ocasión que tengamos de escuchar los temas de Canciones hacia el fin de una especie (Limbo Starr, 06). Además de uno de los mejores discos del año pasado, el segundo álbum de los de Torrijos, en Toledo, es uno de esos trabajos que intentan abordar desde el rock todas las aristas del mundo en que vivimos, a base de atmósferas intensas, arreglos progresivos y letras afiladas.

«Estamos preparando las canciones del nuevo disco», explica Alberto Ruiz, bajista del grupo. «¿Novedades? Sí hay novedad en la manera de componer. Acabamos algo quemados de cómo hicimos el anterior. En esta ocasión partimos de un plan de ataque». El eje seguirá siendo el rock, aunque en esta ocasión no habrá un concepto que una todas las canciones. «No pesa tanto el concepto. Necesitamos cosas nuevas. Tomamos un camino y si creemos que hemos llegado a buen sitio, tenemos que probar otro. Por ahora tampoco es tan atmosférico, aunque no sabría decirte cómo va a acabar sonando». PAL se han convertido en una de las bandas más prometedoras del rock independiente nacional, encabezan una nueva generación, aunque a la vez no forman parte de ninguna escena. «Siendo de Torrijos estamos lago fuera de todo eso. Estamos en las revistas y por internet, pero no hemos entrado en el circuito de festivales. Somos un poco unos perros verdes». Aunque también admiten que no formar parte de la escena de la capital puede ser algo beneficioso para una banda como ellos, que aspiran a un sonido propio.

Mañana podremos comprobar en qué se traducen las atmósferas de Canciones hacia el fin de una especie y quizás escuchar alguno de los temas de su continuación.