Imagen de los ensayos de la obra este viernes. | Pere Bota

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El 21 de febrero de 1951, tras viajar a la Isla desde Palencia, Florencio Fuentes Estébanez ejecutó al menorquín Pedro Tudurí Vidal en Palma por el asesinato de tres personas. Fue el último ajusticiamiento en Ciutat por garrote vil. El dramaturgo David Mataró ha tratado de meterse en la mente del verdugo, en sus pensamientos y sentimientos, en El botxí, la función del ciclo Jardí Desolat que se representará hoy y mañana, a las 22.00 horas, en el patio de La Misericòrdia de Palma. «Lo tratamos como lo que es, una persona, aunque utilizar un tono humano no significa que exculpemos lo que estaba haciendo», asegura el director y guionista de la obra.

«El texto está inspirado en la película El verdugo, de Luis García Berlanga, pero intenté huir totalmente de ella basándome en la historia real de ese verdugo», explica Mataró. «Algunos de los hechos hemos tenido que dramatizarlos, pero otros han sido suavizados, porque hubiera sido demasiado duro representarlos», reconoce. «Todo comenzó cuando conseguimos la sentencia de Tudurí, que nos permitió adentrarnos en este mundo, que ampliamos a través de varias entrevistas hechas a verdugos», añade.

«La idea surgió cuando me ofrecieron participar en esta edición de Jardí Desolat, que tenía como denominador común Mallorca como plató de cine. Vi que El verdugo estaba disponible y me lancé a por ella», comenta. «Está construida como un monólogo protagonizado por Salvador Oliva, a través del cual viajamos junto a este botxí de Palencia a Mallorca», desvela.

«Soy fan incondicional de la película de Berlanga. Me parece uno de los mejores filmes de la historia del cine», afirma Mataró. «Explica muchísimas cosas. No se centra únicamente en la ejecución, sino que critica la realidad social de la época», agrega.