Joan Estrany firma el debut en catalán de Robert Schneider. | Jaume Morey

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La expresión morirse de sueño se aplica a la perfección a lo que le ocurre Johannes Elias Alder, el personaje protagonista de Schlafes Bruder, novela de Robert Schneider que debuta en catalán bajo el nombre Qui estima no dorm como parte de la colección Raixa de la Nova Editorial Moll. El protagonista, como decimos, se muere de sueño, aunque no como el lector pueda pensar en un primer momento. No son las ganas de dormir las que le torturan, sino su decisión de no volver a cerrar los ojos nunca más para así no dejar de querer en ningún segundo a su amada. Quien quiere no duerme. Esto provoca su muerte a los 22 años por insomnio. No se apuren, no es un spoiler, es el arranque de la novela y el pretexto para adentrarse en lo más profundo de las montañas austríacas en una comunidad y ambiente «claustrofóbicos», como destaca Joan Estrany, traductor del libro que debuta en catalán.

El propio Estrany estará presente mañana en Rata Corner (19.00 horas) junto al músico Agustí Aguiló y la periodista Maricruz Arroyas para charlar de una obra que une un don excepcional, su casi sobrenatural oído absoluto y su talento innato para la música con un entorno incapaz de apreciarlo.

Y es que si el personaje está claramente marcado por una situación vital personal delicada, no es menos determinante el contexto, un pequeño pueblo de la zona más occidental de Austria, un enclave salvaje e inhóspito donde la religión, la superstición y hasta la endogamia han echado raíces para que todo lo que se sale de la norma se vea con los ojos recelosos de las mentes simples y encorsetadas por su incapacidad de comprensión.

Portada de ‘Qui estima no dorm’. de Schneider.

Toda esta construcción que hace el autor austríaco Robert Schneider fue lo que cautivó a Estrany hasta el punto de proponer él mismo la traducción del libro a la Nova Editorial Moll. El ahora docente estudió Filología Alemana y conoce bastante bien los autores de los siglos XVIII y XIX, aunque intenta «echar un vistazo a los autores contemporáneos». Fue así que topó con Schneider, autor todavía vivo que en los 90 publicó este libro que, tras ser rechazado una veintena de veces, llegó a las librerías para convertirse en una «obra de culto».

Estrany explica que tiene algunos puntos en común con otros como Patrick Süskind, autor de El perfume, y que en la primera lectura de Qui estima no dorm sientes «estar en territorio Süskind al tener un chico superdotado, pero en lugar de por su capacidad olfativa, se trata de la acústica». Este detalle llamó la atención deEstrany, quien se confiesa «bastante melómano», y no oculta que «la connotación musical de la obra fue una de las razones para proponerlo como primera traducción».

Dificultades

En cuanto al hecho mismo de la traducción y el trabajo de Estrany, confiesa que «terminológicamente no ha habido problemas», pero «léxicamente es un libro algo complicado y exigente». Esto se debe a que se recurre a «muchos arcaísmos y a que utiliza un registro dialectal muy específico» que no solo está geográficamente muy localizado, sino también cronológicamente al estar el libro ambientado en el siglo XIX, lo que ha requerido de una «labor de arqueología léxica» por parte de Estrany.

En cuanto a las temáticas, para el traductor se trata principalmente de alguien «con la fatalidad de nacer con un don en un sitio en el que no lo van a reconocer y en un contexto en el que no se detectaban estas situaciones y, si se detectaban, no era de manera positiva». Ello, unido a la superstición «muy presente» en la zona, hacen «imposible desarrollar esa capacidad en el protagonista», por lo que aparece «la frustración». A lo mencionado se le suma el tema amoroso, «que es clave en el desarrollo del protagonista». Todo junto tiene como resultado un cóctel en el que «la autodestrucción» es abordada.

Conflictos

Así pues, Schneider construye con un ambiente que podría beber perfectamente de la tradición del romanticismo alemán –de hecho hay quienes han considerado el texto como el epígono del postromanticismo, lo que Estrany comenta medio en broma que es casi «el epígono del epígono ya»–, una serie de conflictos que van «desde lo externo a lo interno», partiendo de una confrontación entre el ser humano y la naturaleza misma, muy presente y salvaje en el entorno que rodea al pueblo de la novela; un segundo conflicto que es el del individuo frente al grupo, «donde la individualidad se tiene que sacrificar para ceder a la voluntad colectiva»; y, finalmente, «el conflicto del yo con su propia persona». Todo ello dibuja un «relato muy claustrofóbico en su final», comenta Estrany.

Sobre el título, concede el traductor que ya hubo algún que otro problema para empezar. Y es que en alemán, la traducción literal sería El hermano del sueño, pero como hace una referencia a la muerte, en castellano esta es femenina, de modo que se pasó a La hermana del sueño. Sin embargo, en catalán, tal y como detalla Estrany, «sueño es ‘son’, pero puede ser ‘el son’ o ‘la son’, siendo lo primero la vigilia y lo segundo las ganas de dormir». Ninguna de esas opciones «nos convencía», así que Estrany propuso Qui estima no dorm porque al protagonista, en un momento de la novela casi «anecdótico», se le queda clavada esa frase dicha por un alborotador ambulante que visita el pueblo del libro. «Es algo que podría pasarnos desapercibido a todos, pero que tiene repercusiones muy importantes» porque, como ya destacamos al inicio del artículo. tal y como hace Schneider en su novela, el protagonista decide morir por insomnio porque cuando duerme no está amando a la persona que quiere, y no quiere dejar de hacerlo. Estrany tiene claro que «el libro, si empatizas con el personaje, te deja una gran impronta».