Lo habitual al crear un proyecto musical es que este se presente ante un público, en directo. No es el caso de Revinientes, la propuesta que el escritorAgustín Fernández Mallo y la historiadora del arte Pilar Rubí pusieron en marcha en 2020 sin intención de hacer concierto alguno. «No es la filosofía de Revinientes. Emitimos desde una cueva al mundo. Es como la diferencia entre escribir un libro de poesía, en silencio y en casa u ofrecer un recital de poesía. Son cosas diferentes. Revinientes no hace recitales, no es su espíritu», coinciden.
Ahora, después de estrenar –siempre en formato digital, pues no hay una «traslación material»– Sobre estas bases sentaremos los cimientos de nuestro imperio, lanzan Nosotros queremos realizar el arte y destruirlo al mismo tiempo, que procede de una frase del francés Guy Debord. «Los situacionistas defienden que el arte tiene que estar haciéndose y destruyéndose a sí mismo, siempre debe estar avanzando, es una vanguardia continua. Al final, cualquier creador intenta eso. Por otra parte, este grupo también proponía hacer otro tipo de arte partiendo de situaciones, de cualquier cosa. Nuestra idea se vincula con lo que llamaban la deriva situacionista, de dejarte llevar mientras haces caminatas, empapándote de todo. Nuestras canciones también son una deriva musical, pues incluyen múltiples estilos», comparan.
En este sentido, la clave, destacan, es el concepto de monstruo. «Las canciones –siete, como ya lo fueron en la primera parte, de 2020– tienen una mezcla de estilos: de la música clásica se pasa al punk o del krautrock al pop y todo en cuestión de segundos. Y, en eso, Revinientes es una suerte de monstruo», apuntan. De hecho, el primer tema es La tragedia del Monstruo. Sin embargo, como dice la letra, «la tragedia del monstruo es saberse hecho de trozos de cientos de cadáveres y no saber de quiénes son. «Es, por lo tanto, un ser sin identidad. Pero no es un monstruo como criatura terrorífica, sino que responde a un concepto más social y a una idea compasiva de las personas que se sienten hechos de piezas que no encajan», puntualizan.
Otro monstruo, en cierto modo, que aparece en esta segunda entrega es La balada del único ser con dos ojos, basada en un cuento infantil que Rubí leyó de pequeña en el que todo el mundo tiene un único ojo, pero de pronto nace un niño con dos.
Les Revenats cierra esta parte a la vez que da nombre al proyecto –que no grupo–. «Es una canción litúrgica, medieval. Los revinientes son los que resucitan y, por tanto, implica un ritual, una liturgia. Es jugar con la eternidad y la carnalidad», explican estos revinientes mallorquines que experimentan con el universo sonoro, que, prometen, seguirán expandiendo.
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