Amador Magraner, Chus Martínez y la artista Saelia Aparicio, junto a la escultura ‘La Giganta Amable’. | M. À. Cañellas

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En el corazón del Puig de Maria, en Pollença, se vislumbra sobre el terreno del espacio Coster Art i Natura la obra de Saelia Aparicio, La Giganta Amable, comisariada por Chus Martínez. La escultura está forjada en metal y cerámica, materiales que pueden ser absorbidos por el terreno. Además, gira en torno a la idea del monstruo como un ser propio de nuestro tiempo.

La propuesta se inauguró ayer en Coster, centro de investigación y producción artística sin ánimo de lucro que desde hace tres años emprende en verano la producción y exhibición de una obra site-specific.

Por su parte, el carácter místico que aúna la montaña inspiró a la artista para llevar a cabo esta pieza. A su vez, explica el interés que le despierta el lugar de Coster como residencia para artistas. La creación también versa en torno a «una órbita femenina en abstracto que sale de la montaña» y que por las características de su material irá cambiando con el tiempo hasta convertirse en una figura de óxido y tomar un color marrón, comentó Aparicio.

Por otra parte, la creadora esclarece el fruto de su inspiración: «Estoy investigando sobre los monstruos y las cosas que nos dan miedo, y creo que el mayor monstruo contemporáneo es el cambio, tenemos mucho miedo al cambio y es la única constante, todo está en constante cambio, nada permanece». En este sentido, también apunta querer arrojar un foco optimista y «dar alegría para que las cosas cambien», en un mundo que «idealiza el pasado» y «tiende a pensar que todo tiempo pasado fue mejor».

Asimismo, lo «bonito» de esta pieza «es que está desnuda sobre el paisaje y apenas se ve, ahora no se ve, por la noche se verá más, en primavera se verá de otro modo y ese cambio es maravilloso». «Es hierro que un día se fundirá con la masa de la tierra», señaló Chus Martínez. Igualmente, cada ángulo despierta una lectura introspectiva, pues como esclarece la comisaria, «la obra está poseída por la oralidad», en la cual aparecen múltiples dimensiones. Por lo que «invita a una conversación con la pieza, con el paisaje, con la luz, con el material, con la invasión que sufre la pieza por los detalles, con las relaciones que esos detalles tienen con referencias culturales».

En cuanto a la perspectiva, la artista añade «me gusta que se vea desde lejos, que se funda con el paisaje para hablar de cómo se entiende la figura desde lo lejos para luego de cerca empezar a ver detalles, es como hablar de lo micro y de lo macro, y entender un contexto desde fuera y desde dentro».

‘Metamorfosis'
‘Metamorfosis' otra de las figuras que se exhiben en Coster.

Artesanía

Eso sí, La Giganta Amable no está sola en Coster. Le acompaña Metamorfosis, pieza temporal de madera. Y en consonancia con su interés por la artesanía, los «taburetes» que la rodean están realizados «con especies de flora, antes considerados invasores, que benefician y oxigenan el suelo», concluye Aparicio.