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La Alianza Atlántica adoptó ayer, una serie de «medidas de precaución», entre ellas el envío de barcos a las proximidades de Yugoslavia, ante la escalada de la tensión en Kosovo y la intransigencia del líder yugoslavo, Slobodan Milosevic, a ceder a las exigencias internacionales.

Aunque el portavoz de la Alianza, Jamie Shea, destacó que la «poca disposición a colaborar con la comunidad internacional» mostrada por Milosevic aconsejó la adopción de algunas medidas «de precaución», (que son consideradas preparativos para la eventualidad de una acción militar), de momento es una idea que no acaba de cuajar en las capitales aliadas.

Las medidas de precaución de la OTAN tienen como objetivo la eventual evacuación de los 700 verificadores de la OSCE en Kosovo, si finalmente se recurre a ataques aéreos contra objetivos serbios. Para ello, la Alianza decidió el envío de barcos de la fuerza aliada del sur, que incluye elementos de la VI flota estadounidense, y de la flota naval permanente de la OTAN que se concentrarán cerca de Yugoslavia.

En Washington, el secretario de Defensa de EEUU, William Cohen, afirmó que la OTAN utilizará la fuerza contra posiciones serbias si es necesario.

Pese a estas presiones, Milosevic sigue sin ceder en su decisión sobre Walker y ayer en Belgrado insistió en que sus fuerzas de seguridad «seguirán eliminando» a los «terroristas» albano-kosovares.