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Los diputados franceses dieron luz verde ayer al polémico proyecto de ley de autonomía limitada para Córcega, que divide a los partidos de derecha e izquierda y que despierta los recelos de muchos franceses. Con 287 votos a favor, 217 en contra y 63 abstenciones, la futura norma consiguió finalmente una amplia mayoría y rompió las alianzas tradicionales, ya que 23 diputados conservadores votaron a favor y 30 se abstuvieron.

Esa actitud moderada de la derecha le sirvió de contrapeso al Gobierno de coalición de izquierdas, encabezado por el socialista Lionel Jospin, a la oposición implacable de su ex ministro de Interior Jean-Pierre Chevenement y a la abstención, casi generalizada, de los diputados del grupo comunista.

Chevenement dejó la cartera de Interior el pasado agosto por su desacuerdo con este proyecto de ley, que, en su opinión, llevará a la independencia de la convulsa isla mediterránea. Córcega tendrá la posibilidad de dar la enseñanza de la lengua corsa en los colegios y la Asamblea regional de la isla podrá derogar la ley de costas y beneficios fiscales para los habitantes de la isla.