La explosión de dos bombas, activadas por presuntos paramilitares,
causó ayer cuatro muertos, 31 heridos y destrozos a edificaciones
en una zona céntrica de Bogotá, en medio de escenas de pánico y de
sentimientos de zozobra e impotencia. El ministro del Interior de
Colombia, Armando Estrada, dijo a periodistas que lo sucedido en
Bogotá es la respuesta de los paramilitares de ultraderecha a las
operaciones de las autoridades en Montería y Medellín, donde el
jueves detuvieron a unas 20 personas.
El Gobierno anunció la adopción de medidas para hacer frente a
los actos terroristas de las últimas semanas en Cali, Medellín,
Barrancabermeja y Bogotá, que han causado un total de doce muertos
y cerca de dos centenares de heridos. Estos atentados se atribuyen
a los grupos ilegales de extrema derecha (paramilitares), cuyas
finanzas y organización fueron menguadas en golpes dados el jueves
en Medellín y Montería.
El mismo día en Barrancabermeja, donde los paramilitares tienen
amedrentada a la población con sus matanzas, fueron desactivados
dos coches-bomba. Las explosiones de Bogotá se produjeron a unos
700 metros del estadio Nemesio Camacho «El Campín», donde el 29 de
julio próximo se disputará la final de la Copa América, que se
jugará ese mes en siete sedes de Colombia. Uno de los muertos ayer
en Bogotá era funcionario del Cuerpo Técnico de Investigaciones
(CTI) de la Fiscalía que pasaba por el lugar, y otro, según el
alcalde, Antanas Mockus, uno de los terroristas.
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