En una intervención ante la prensa en el lugar donde se produjo el
derrumbamiento de un edificio de una sala de fiestas, el primer
ministro Sharon exigió al líder palestino, Yaser Arafat, que acepte
el alto el fuego que Israel anunció a principios de semana. «Israel
por el momento no anulará el alto el fuego pese a los atentados con
coche-bomba de Hedera y la franja de Gaza», dijo un indignado
Sharon.
Sin embargo, el primer ministro israelí dio a entender que no
esperará eternamente a que Arafat levante el guante y ha convocado
una reunión del minigabinete de seguridad a principios de la semana
que viene, en la que se decidirán los próximos pasos de Israel.
Sharon responsabilizó directamente a Arafat de los ataques: «No
sabemos quién está detrás del atentado de Hedera pero sabemos que
Arafat está detrás del terrorismo y no impide que los terroristas
ataquen a Israel», dijo. La primera consecuencia de esta nueva
etapa de incertidumbre es la cancelación de una reunión de
seguridad que israelíes y palestinos intentaban concertar con la
medicación de EE UU y la UE.
El atentado de Hedera, al sur de la ciudad portuaria de Haifa,
se registró al mediodía en la estación de autobuses, cuando los
terroristas se lanzaron con su coche contra un autobús de línea que
hacía el trayecto Tel Aviv-Kiriat Shmoná (en el norte). Los dos
palestinos que se inmolaron en el ataque suicida, de la ciudad
cisjordana de Jenín, pertenecían a los llamados «Batallones de
Jerusalén» de la Yihad Islámica, según dio a conocer la cadena de
televisión del Partido de Dios (Hizbulá), en el Líbano.
Sin embargo, fuentes palestinas informaron de que también el
Movimiento de la Resistencia Islámica, HAMAS, ha reivindicado su
autoría por medio de un comunicado difundido en la franja de Gaza.
El número de heridos en Hedera ascendió a 61 y fuentes sanitarias
israelíes indicaron que la mayoría de las víctimas, entre las que
hay un bebé de ocho meses, sufren heridas leves. Dicha explosión
fue la segunda de ayer contra objetivos israelíes, después de que a
primera hora de la mañana un integrista hiciera estallar una
furgoneta-bomba junto a una base militar cerca del cruce de
Netzarim, en la franja de Gaza, y en la que falleció. Según fuentes
militares, la furgoneta -en realidad un camión cisterna de
gasolina- llevaba varias bombonas de gas y un artefacto en la
cabina.
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