El primer ministro de Israel, Ariel Sharon, aclaró ayer en la
reunión semanal del Gobierno que «Israel apoya al presidente de EE
UU, George W.Bush», contra Irak, pero «no le empuja ni le dice qué
tiene que hacer». Sharon salió así al paso de noticias de la prensa
local acerca de supuestos mensajes al Presidente de los EE UU para
que acelere su presunta decisión de lanzar una ofensiva militar
contra ese país para derrocar al presidente de Irak, Sadam Husein.
«En mi última conversación telefónica con el presidente Bush le
manifesté que apoyaremos su decisión, pero que nosotros no nos
entrometemos de ninguna manera», dijo Sharon a sus ministros.
El titular de Asuntos Exteriores, Simón Peres, declaró a la
prensa que «Israel es (sólo) un soldado en la guerra de Estados
Unidos contra el terrorismo», pero días atrás instó al Gobierno de
Washington a «actuar lo antes posible porque después será peor». El
ministro de Defensa, Benjamín Ben Eliezer, manifestó en la reunión
del Gabinete Nacional que las Fuerzas Armadas y el cuerpo militar
dedicados a la protección de la población civil «han extraído las
lecciones de la guerra de 1991», la del golfo Pérsico, cuando Irak
disparó 42 cohetes balísticos contra Israel, que no reaccionó en
aquellas circunstancias por presión de los EE UU.
Tanto el Poder Ejecutivo israelí como portavoces de las
autoridades militares han advertido por medio de la prensa, y a
Washington, que si Irak volviese a atacar a este país «no nos
contendremos». Según el diario independiente «Haaretz», en medios
estadounidenses se supone que Irak atacará a Israel en caso de
estallar una nueva guerra, y que en caso de producirse gran
cantidad de víctimas este país devolverá el golpe con armas
nucleares. En medios militares se presume que el presidente Husein
cuenta con 70 u 80 cohetes balísticos anticuados del tipo Scud, de
origen soviético, y misiles «Al Huseini», como los que disparó en
enero y febrero de 1991 contra Israel.
Esos cohetes, que causaron un muerto por impacto directo,
alrededor de 500 heridos y cuantiosos daños en la zona de Tel Aviv,
gran parte de cuyos habitantes se trasladaron a otras ciudades,
poseían ojivas con unos 180 kilogramos de explosivos cada una.
Según los servicios secretos de EE UU e Israel, Irak cuenta con
gran cantidad de armas químicas y biológicas, y procura montar un
avión sin piloto para emplearlas.
Mientras tanto, el presidente estadounidense, George W. Bush, no
ha tomado aún ninguna decisión sobre una intervención contra Irak,
afirmó ayer Dan Bartlett, asesor en comunicación de la Casa Blanca.
«Si Bush decide lanzar una operación militar, cualquiera que sea,
lo hará de manera responsable y juiciosa», afirmó Bartlett en
declaraciones a la cadena de televisión ABC.
Haciendo referencia a las objeciones de los republicanos y de la
comunidad internacional ante un eventual ataque contra Bagdad, el
mandatario indicó que «el presidente no pidió apoyo porque aún no
tomó una decisión, aunque hay muchas personas que están dispuestas
a unirse a esta noble causa». Por otro lado, la coordinación de
Israel con Estados Unidos en un eventual ataque a Irak inquieta al
mundo árabe, temeroso de que una acción bélica contra un Estado
árabe dispare las protestas populares y amenace la estabilidad en
sus propios países.
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