El gobernante hizo esta declaración treinta días después de
iniciada una huelga campesina en las provincias del departamento de
La Paz que la semana pasada se trasladó a El Alto, donde se ha
registrado una treintena de muertos y un centenar de heridos por
enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del Ejército.
En un mensaje a la nación, el mandatario boliviano dijo que la
violencia desatada en las calles de las ciudades de El Alto y La
Paz es consecuencia de «un proyecto subversivo», del que
responsabilizó a los líderes campesinos Evo Morales y Felipe
Quispe, los cabecillas de los sectores en conflicto.
«Yo no voy a renunciar», afirmó Sánchez de Lozada desde la
residencia presidencial del barrio de San Jorge de La Paz, en un
mensaje transmitido por la radio y la televisión en una tensa
jornada de protestas que alcanzaron también a esta ciudad sede del
gobierno.
Por otra parte, el ministro de Desarrollo Económico de Bolivia,
Jorge Torres Obleas, dimitió ayer en protesta por el manejo
gubernamental de la crisis que vive el país, horas después de que
el vicepresidente Carlos Mesa anunciase que retira su apoyo al
presidente Gonzalo Sánchez de Lozada por el mismo motivo.
Además, la Nueva Fuerza Republicana (NFR), que forma parte de la
coalición de gobierno, anunció que su Comité Ejecutivo Nacional
estudiaía si retira de sus puestos a los tres ministros que la
representan.
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