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ALBERTO MASEGOSA-BAGDAD
Decenas de miles de chiíes exigieron ayer en Basora, capital del sur de Irak, la convocatoria inmediata de elecciones directas, en apoyo de la petición en ese sentido del líder de su comunidad religiosa, el ayatolá Ali Sistani. Enarbolando el retrato del santón y coreando lemas como «No a América, sí a Sistani» y «Viva el Islam», los manifestantes expresaron su rechazo al calendario de traspaso de poder fijado por las fuerzas de la coalición ocupante, en un renovado pulso político al administrador civil de este país, el estadounidense Paul Bremer.

La posición de la coalición viene a complicarse todavía más por las primeras muestras de preocupación de otras comunidades ante la posibilidad de que las actitudes maximalistas de los chiíes -y también de los kurdos, mayoritarios en el norte de Irak-, desemboquen en el desplome del poder central, antes incluso de que se establezcan las instituciones del nuevo Estado. En paralelo a la manifestación de Basora, miles de árabes salieron ayer a las calles de Mosul para mostrar su rechazo al federalismo propugnado por los kurdos.

«Si fracasan los medios pacíficos para lograr nuestros objetivos, encontraremos los necesarios para conseguirlos», fue la amenaza con que concluyó su discurso uno de los clérigos que se dirigió a la multitud, Ali Al Hakim Al Safi, entre el entusiasmo de los asistentes. La demostración popular de fuerza respalda el pronunciamiento político realizado a principios de semana por Sistani, en el mayor desafío de ese líder espiritual a la ocupación del país.

Sistani, con autoridad religiosa sobre casi dos tercios de los iraquíes, se mostró contrario a la formación en junio de un Gobierno local -antes de la convocatoria a las urnas y de acuerdo con el plan previsto por Bremer-, y pidió la mediación en la polémica del secretario general de la ONU, Kofi Annan. La postura del líder chií, que de ser atendida conduciría previsiblemente al triunfo electoral de representantes de su comunidad religiosa, es vista con recelo por el actual Consejo de Gobierno provisional.

Y en Bagdad, cientos de militantes de la Unión Nacional de Irak (UNI) se manifestaron para pedir a Bremer que ponga fin a las ambiciones de las diferentes comunidades, que consideran amenazan la integridad territorial de una nación compuesta por un mosaico de grupos étnicos y religiosos; árabes, kurdos, turcos, cristianos, y musulmanes suníes y chiíes, entre otros.

En medio de esta situación, Bremer regresa a EEUU para celebrar nuevas consultas hoy en la Casa Blanca y la sede de la ONU en Nueva York el próximo lunes, se informó ayer. Fuentes oficiales estadounidenses afirmaron que Bremer se reunirá con la consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, y con el secretario de Estado, Colin Powell, y no descartaron que se entreviste también con el presidente George W. Bush.