El juicio que comenzó ayer en el Tribunal de Tel Aviv contra el
empresario David Apel, sospechoso de haber intentado sobornar, con
su consentimiento, al primer ministro israelí, Ariel Sharón,
compromete al jefe de gobierno en un proceso por corrupción.
El acusado procuró valerse de la influencia de Sharón, cuando era
ministro de Asuntos Exteriores a finales de la década de los años
noventa, y del entonces alcalde de Jerusalén, Olmert, para llevar
adelante un proyecto turístico con la compra de una isla griega. La
revelación de ayer en el tribunal, según la nueva demanda, fue que
Apel habría dicho a Sharón que con ese proyecto, que no llegó a
concretarse, su hijo «ganaría mucho dinero», unos tres millones de
dólares.
Apel, contratista de obras y activista del bloque Likud, que
preside Sharón, había sido encausado judicialmente el año pasado
por esas sospechas pero el expediente se archivó por falta de
pruebas fehacientes acerca de supuestos delitos de soborno.
Ayer se presentó una demanda enmendada y que implica sin ambages
al primer ministro y al viceprimer ministro Ehud Olmert, titular de
Industria y Comercio, como «participantes activos» en los delitos
de cohecho que se le atribuyen al contratista.
El Partido Laborista israelí, que preside el veterano estadista
Simón Peres, solicitó ayer la convocatoria del Parlamento (Kneset)
para plantear una moción de censura contra Sharón. El diputado
laborista Ofer Pines dijo que se trata de un asunto sin
precedentes, «un terremoto político», y que en un país «con
estándares apropiados, dadas las sospechas por corrupción que se
ciernen sobre Sharón y uno de sus hijos, Guilad, «el primer
ministro ya habría dimitido hace tiempo».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.