Dos hombres lloran en Bagdad junto a un grupo de cadáveres, víctimas del coche bomba que estalló ayer.

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JOSÉ SEAGE-BAGDAD
Al menos 47 iraquíes murieron en el atentado suicida con coche bomba que sacudió ayer un centro de reclutamiento militar en Bagdad, el último de una serie de ataques de los insurgentes contra las instituciones acusadas de colaborar con las fuerzas de ocupación. La explosión eleva a 102 el número de víctimas mortales en Irak en 24 horas, después de que un atentado similar costara el martes la vida a al menos 55 iraquíes frente a una comisaría de Policía en la localidad de Iskandariya, al sur de la capital.

El viceministro del Interior del Gobierno provisional, Ahmed Kadhem Ibrahim, declaró a los periodistas poco después de la explosión de ayer que el nuevo acto terrorista «ha dejado 47 mártires». El jefe del servicio de ambulancias del Distrito Norte de Bagdad, Mohamed Naji, dijo que habían tenido que utilizar todas las unidades disponibles y que habían recogido 50 cadáveres, «la mayoría despedazados», que trasladaron a los hospitales de Yarmuk y Karama.

Portavoces militares de Estados Unidos cifraron por su parte en al menos 36 las víctimas mortales del atentado, ocurrido en un centro de reclutamiento del nuevo Ejército iraquí en un antiguo aeropuerto del barrio Muzana, en el centro de Bagdad.

«En el lugar de la explosión, había 36 personas fallecidas y entre 20 y 30 heridas», afirmó el comandante John Frisbie, quien señaló que el suicida utilizó un viejo Oldsmobile blanco «con el que se empotró contra la fila de hombres que aguardaban su turno para entrar al recinto».