La retirada voluntaria de más de 600 candidatos, unida al veto
previo a otros 2.500, todos ellos de tendencia reformista, deja
pocas dudas sobre el resultado de las elecciones del próximo 20 de
febrero en Irán. Según el Ministerio del Interior, en la jornada
del sábado, 607 candidatos, entre ellos 53 mujeres, retiraron sus
candidaturas, supuestamente en protesta por el acoso a que se han
visto sometidos los reformistas en las últimas semanas.
Las renuncias voluntarias se suman a las forzosas, que fueron
2.517, decretadas por el Consejo de Guardianes de la Constitución,
entre las que hay que contar a casi ochenta miembros del
Parlamento. Todos ellos son políticos de tendencia reformista, y
entre ellos hay algunos destacados políticos, como el propio
hermano del presidente del Gobierno, Mohamed Reza Jatami.
Así pues, más de un tercio de los 8.144 candidatos registrados
inicialmente no concurrirán a estas elecciones, las séptimas desde
la proclamación de la República Islámica en 1979, en las que deben
renovarse los 290 miembros del «Majlis» o Parlamento. Si las dos
pasadas legislaturas el Parlamento estuvo dominado por los
reformistas, es casi imposible que esto suceda de nuevo, ya que en
la mayor parte de las circunscripciones solo concurren candidatos
conservadores.
De hecho, el principal partido reformista, el Frente Islámico de
Participación, que encabeza Mohamed Reza Jatami, ha boicoteado los
comicios, pero hay otros partidos reformistas de talante más
moderado, como la Asociación de Clérigos Combatientes del propio
presidente del Gobierno, que han decidido seguir en la carrera.
Estos últimos han formado un grupo llamado «Coalición por
Irán».
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