John Scarlett, el espía que elaboró el informe de las armas de
destrucción masiva de Irak que el Gobierno británico utilizó para
justificar la guerra, asumirá el domingo su nuevo cargo al frente
del MI6, el servicio de espionaje británico.
La toma de posesión de Scarlett está rodeada de polémica debido
a que algunos ven su nombramiento como un pago a su lealtad por
parte del primer ministro, Tony Blair, que le designó pese a las
críticas de la oposición y de muchos diputados de su propio
partido.
Además, la promoción de Scarlett, que hasta ahora era el
director del Comité Conjunto de Inteligencia, que se encarga de
coordinar el MI6 y el servicio de contraespionaje MI5, se produce
después de que la comisión Butler concluyera que el informe sobre
el armamento iraquí era «defectuoso».
Lord Butler criticó el documento presentado ante el Parlamento
en septiembre de 2002, que afirmaba que Irak tenía armas de
destrucción masiva y podía usarlas en 45 minutos, aunque precisó
que Scarlett no debería ser castigado, ya que el error era
«colectivo».
Durante la investigación del suicidio del experto en armas David
Kelly, que a principios de año exoneró al Gobierno y culpó a la BBC
de emitir una noticia infundada, el futuro jefe del MI6 defendió el
informe y dijo que el Ejecutivo nunca quiso manipularlo, acusación
que mantenía la cadena BBC basada en entrevistas con Kelly. John
Walker, antiguo vicepresidente del MI6, ha declarado que el
nombramiento de Scarlett «es difícil de digerir».
La CIA fue decapitada por su insistencia en que Irak tenía armas
de destrucción masiva, y la BBC también pagó con dimisiones su
acusación de que el Ejecutivo había «inflado» datos sobre éstas
para justificar la invasión. «Ellos dimitieron y nosotros
promocionamos a la persona que elaboró el informe».
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