Los iraquíes se manifiestan en la mezquita Khadamiya en Bagdad mientras se negocia la Constitución.

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REUTERS-BAGDAD
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, telefoneó a un líder chiíta iraquí desde el rancho donde pasa sus vacaciones para pedirle al gobierno que no aparte a los árabes sunitas que rechazan la nueva constitución, dijeron ayer fuentes de ambos países.

Los sunitas, con escasa representación parlamentaria tras impulsar un boicot contra las elecciones en enero último, advirtieron que podría desatarse una guerra civil si el borrador constitucional se aprueba sin modificaciones. Temen que chiítas y kurdos acaparen los recursos petroleros bajo la pretensión de construir un Estado federal.

Líderes iraquíes afirmaron que siguieron conversando toda la tarde de ayer sobre el borrador constitucional que, según los negociadores, será sometido a un referendo en octubre aun si los árabes sunitas continúan rechazándolo.

Podrían restar sólo uno o dos días para llegar a un consenso antes de que el parlamento declare final al presente borrador, pero diversos funcionarios dijeron que no hubo reuniones destacables hasta el momento el viernes.

Los diplomáticos estadounidenses están guiando de cerca el proceso para tratar de fomentar un consenso y evitar una amarga campaña hacia el referendo.

«Bush le pidió (al líder chiíta) que sea más flexible a las demandas sunitas», agregaron las fuentes iraquíes. Los funcionarios estadounidenses confirmaron que existió el llamado telefónico, pero no su contenido.