El presidente de EEUU, George W. Bush, propuso ayer a su principal
asesor económico, Ben Bernanke, como nuevo presidente de la Reserva
Federal (Fed), lo que pondrá fin a más de 18 años de Alan Greenspan
como director de la política monetaria del país.
Bernanke deberá ser confirmado por el Senado antes de asumir el
volante del banco central de EEUU, pero a tenor de las primeras
reacciones no parece que tendrá muchos problemas.
Bernanke, de 51 años, «se ha ganado la reputación de tener rigor
intelectual e integridad, tiene el respeto profundo de la comunidad
financiera y será un presidente excelente de la Reserva Federal»,
afirmó Bush en una ceremonia en la Casa Blanca en la que estuvo
flanqueado por el propio Bernanke y Greenspan.
Bush no quiso sorprender a los mercados y nombró al candidato
favoritos, un hombre con sólidas credenciales académicas que, a
pesar de ser republicano, es visto como independiente en sus
juicios económicos. Wall Street premió al presidente por sacarle de
la incertidumbre y confirmar sus expectativas con una subida
general en los índices.
El senador demócrata Charles Schumer, uno de los miembros del
Comité Bancario de esa cámara, subrayó en un comunicado que el
puesto requiere «a una persona cuidadosa y no movida por ideología
que entienda que la misión principal de la Reserva Federal es
combatir la inflación».
«Bernanke parece ajustarse a esos parámetros», añadió el
demócrata. La pregunta es si adoptará «el modelo Greenspan de
flexibilidad en política monetaria que ha servido a nuestra
economía tan bien», dijo Schumer.
Bernanke respondió al senador en su intervención en la Casa
Blanca ayer al señalar que su prioridad, si era confirmado, será
«mantener la continuidad con la política» de su antecesor.
«Haré todo lo que esté a mi alcance para ayudar a garantizar la
continuación de la prosperidad y la estabilidad de la economía
estadounidense», afirmó Bernanke.
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