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EFE-BRASILIA

El voto de los brasileños a favor de las armas fue interpretado ayer como un duro varapalo a todos los que se pronunciaron en contra, como el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, cuya popularidad sigue cuesta abajo por la corrupción.

Los brasileños fueron convocados a las urnas el domingo para decidir en referendo si el comercio de armas debía ser prohibido en el país. La iniciativa contra las armas, de autoría del Gobierno de Lula y respaldada por algunos sectores de oposición de centroizquierda, fue derrotada en forma contundente por los electores, que en un 64 por ciento dijeron «no» a la intención de prohibir el comercio de armamento.

«Primó el miedo de las personas ante los planes de seguridad de un Gobierno en el que no confían», sostuvo ayer el sociólogo Geraldo Tadeu Montero, presidente del Instituto Brasileño de Pesquisas Sociales.

La desconfianza creciente en Lula quedó reflejada en una encuesta divulgada según la cual la popularidad de Lula sigue cayendo por causa de los escándalos de corrupción sobre su partido.