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Alrededor de una cuarentena de iraquíes murieron y varias decenas resultaron heridos ayer en la jornada más violenta en Irak desde que el pasado día 15 se celebrara el referéndum sobre la nueva Constitución. La naturaleza de los ataques, la mayoría perpetrados contra miembros de la comunidad chií, parecen dar razón a quienes advierten de que el conflicto confesional se agrava día a día en el país y se avanza hacia una guerra civil abierta.

La explosión dejó un reguero de sangre y pánico que se extendió a los edificios colindantes, algunos de los cuales quedaron prácticamente destruidos. El automóvil había sido colocado por los terroristas en un parque vecino, camuflado entre las plantas como si estuviera abandonado. Las fuentes precisaron que hay numerosos heridos graves, por lo que no se descarta que la cifra de víctimas mortales pueda aumentar en las próximas horas. Baquba, ciudad situada a unos 60 kilómetros al norte de Bagdad, ha sido escenario de algunos de los atentados más sangrientos.

En el atentado más cruento ocurrido desde entonces, al menos 26 personas murieron y cerca de cuarenta resultaron heridas ayer al estallar un coche bomba en un barrio chií de la ciudad de Baquba, ubicada en el denominado «triángulo suní», corazón de la insurgencia en el país. Cuando los musulmanes iraquíes rompían el ayuno diario del Ramadán, un vehículo repleto de explosivos estalló frente a un restaurante del barrio de Al-Hueider, en el norte de la ciudad.

Horas antes, otros ocho ciudadanos iraquíes y cuatro soldados estadounidenses habían perdido la vida en una oleada de actos de violencia repartidos a lo largo de Bagdad y el norte del país. A primera hora del día, una partida de pistoleros mató a tres agentes de Policía e hirió a otros siete en un ataque a un puesto de control en el norte de la capital, explicó una fuente del Ministerio de Defensa.