El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, con los ganadores del Nobel de la Paz Wangari Maathai (2004) y Al Gore (2007), y Durao Barroso (d), en el Elíseo. Ayer finalizó la jornada de concertación para definir la política medioambiental de Francia, y tanto Gore como Sarkozy participaron en la presentación de los compromisos alcanzados.

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EFE-PARÍS El presidente francés, Nicolas Sarkozy, anunció ayer una revisión «general» de la fiscalidad que plantee la creación de una tasa que grave el consumo de energía causante del cambio climático, que se vería compensada por una reducción de las cargas que gravan el trabajo.

Sarkozy, que cerraba el proceso de concertación para definir la política ecológica, denominado «Grenelle del Medio Ambiente», en un acto en el Elíseo en presencia del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y del Premio Nobel de la Paz Al Gore, insistió en que la tasa no puede significar un incremento general de la fiscalidad.

Ventajas fiscales
Para poder aplicar el principio de que «cuando existe un producto limpio, debe ser menos caro que un producto contaminante», pidió la creación de un tipo de IVA reducido para «los productos ecológicos que respeten el clima y la biodiversidad», algo que deberá negociar con sus socios europeos.

En términos generales, su objetivo es «tasar más la contaminación, en particular las energías fósiles, y tasar menos el trabajo», por lo que la creación de un nuevo impuesto modulado en función de las emisiones contaminantes generadas por un producto tendrían como contrapartida una disminución de las cargas laborales «para preservar el poder adquisitivo y la competitividad».

El jefe del Estado francés confirmó el propósito de instituir una tasa específica para los camiones que utilicen la red viaria francesa, con el argumento de que «no hay ninguna razón para que Francia reciba todos los camiones que evitan las carreteras de nuestros vecinos», y el dinero que se recaude se utilizará para financiar los transportes públicos.

Igualmente dio su visto bueno a la «eco-pastilla» según la cual los impuestos que se pagan a la compra de un coche nuevo estarán modulados en función del nivel de emisiones de dióxido de carbono (CO2) por kilómetro de cada vehículo.

El presidente francés instó a la Comisión Europea a que estudie «muy rápidamente» la aplicación de un impuesto a los productos importados de países que no respeten el Protocolo de Kioto sobre reducción de emisiones responsables del «efecto invernadero».