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TERESA BOUZA/WASHINGTON
Los senadores Hillary Clinton y Barack Obama reanudan la batalla para conseguir delegados, tras finalizar el «supermartes» en un empate técnico que ha dejado la campaña por la candidatura presidencial demócrata sin resolver. Obama retrató bien la atmósfera imperante esta semana, al asegurar que él y la ex primera dama están enzarzados en una competición «feroz» en la que todavía quedan «muchos asaltos por pelear».

El primero se libró ayer en los «caucus» demócratas -reuniones comunitarias en las que se realizan votaciones a mano alzada- de Nebraska y Washington y en las primarias de Luisiana. Los observadores apuntan que Obama parte con ventaja para consolidar su ascenso en la próxima ronda de elecciones de este mes, entre las que figuran, además de las ya citadas, los «caucus» de hoy domingo en Maine, las primarias de Maryland, Virginia y el Distrito de Columbia el martes 12, así como los comicios de Hawai y Wisconsin el día 19.

Se prevé que el alto porcentaje de afroamericanos en Luisiana dé la victoria en ese estado a Obama, el hombre que aspira a convertirse en el primer presidente negro de los Estados Unidos. En Washington, donde ambos se juegan el mayor número de delegados, un total de 78, también se espera la victoria de Obama, favorito entre los numerosos residentes del estado con alto poder adquisitivo.

Menos claras están las cosas en Nebraska, un estado en el que Obama ha invertido sustanciales recursos y en el que cuenta con el apoyo del popular senador demócrata Ben Nelson. Hillary, según los pronósticos, lleva las de ganar en los «caucus» de mañana en Maine, donde ha recibido el espaldarazo del popular gobernador, John Balducci. Del lado republicano, John McCain trata hoy de consolidar su nominación para la Presidencia de Estados Unidos.