Desde entonces, denuncia la UNWRA, han vivido «cinco violentas ofensivas» que les han provocado «depresión, insomnio, dolor, miedo y epilepsia» en algunos casos. Los dos últimos episodios de combates entre Israel y las milicias de Hamás, en mayo de 2021, y de la organización terrorista Yihad Islámica, en agosto de 2022, respectivamente, terminaron con la vida de 84 menores y 751 niños y niñas resultaron heridos. En el caso de los más pequeños también se ha observado un aumento de casos en los que se orinan en la cama por la noche así como problemas en el habla y la comunicación, lo que provoca mayores dificultades en su desarrollo educativo. «Como madre, no es fácil ver cómo tu hija va creciendo con el miedo de ir a visitar a familiares o salir con sus amigos porque cualquier sitio puede ser atacado», comenta Jadeeja Matar, madre palestina de 32 años. «El estrés no le dejaba comer. Quiero que mi hija tenga una buena salud mental», añade.
La UNWRA también lamenta que los cortes diarios de electricidad, falta de acceso a agua potable y altas tasas de pobreza y desempleo tampoco ayudan a la población de la Franja, donde más del 65% de sus habitantes vive por debajo del umbral de la pobreza y más del 60% está desempleado. "En un contexto de deterioro constante de las condiciones económicas, sociales y políticas es importante recordar que el derecho a la salud, incluida la mental, la educación y una vida digna están claramente consagrados en el derecho Internacional de los Derechos Humanos", añade la agencia de la ONU. El programa de apoyo psicológico de la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Gaza es uno de los más importantes de la Franja y trata más de 87.000 casos. En el caso de los menores se incluyen sesiones de asesoramiento individual y grupal, líneas telefónicas directas de apoyo, sesiones después de la escuela y actividades en los campamentos de verano. .
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