«Hoy he visto la parte más conmovedora de nuestra sociedad». Así
definió Jaume Matas, presidente del Govern, su primera visita a Ca
l'Ardiaca, el centro de acogida de marginados de Es Refugi. Matas
llegó casi por sorpresa al centro, y visitó todas las instalaciones
acompañado por Antoni Garau, el presidente de Es Refugi. Matas
sorprendió a todos hace un año cuando dijo en su discurso de
política general que fracasaría como presidente mientras hubiese un
solo pobre en Balears. El presidente no fue a Ca l'Ardiaca en busca
de votos, pero pudo comprobar cómo viven algunas personas en
nuestra Comunitat.
«Es el presidente de Balears», repetía Garau a los africanos que
se encontraban en el centro y que eran saludados por Matas. El
presidente del Govern visitó el centro a la hora de la cena, y
comprobó que Ca l'Ardiaca puede cumplir a duras penas los objetivos
de su función. La situación se ha complicado desde que Ca l'Ardiaca
se encuentra repleta de trabajadores africanos, muchos de los
cuales deben dormir en tiendas de campaña ante la falta de espacio
en el interior del edificio.
«Esta gente necesita nuestra ayuda porque si tienen una
oportunidad pueden ocupar un lugar tan digno como las otras
personas de estas Islas; sólo necesitan trabajo», subrayó Matas
después de conocer todos los rincones de Ca l'Ardiaca y escuchar
las necesidades de Es Refugi.
Los africanos preparaban la cena durante la visita de Matas,
aunque el presidente se encargó de hacer llegar al centro varias
cajas con frutas y cocas mallorquinas. «A ver si vuelves mañana»,
le dijo un joven a Matas mientras el presidente visitaba las
instalaciones.
Matas se interesó por la situación del centro, y Antoni Garau no
ocultaba su satisfacción. «Es la primera vez que un presidente del
Govern y un conseller "en alusión a Rosa Estaràs" visitan Ca
l'Ardiaca; no había venido nunca nadie», apostillaba el presidente
de Es Refugi.
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