El Tribunal Constitucional ha decidido levantar la suspensión de
los artículos de la ley de consells que el Gobierno de Madrid había
recurrido. Con esta medida, los órganos insulares podrán, de
momento, organizarse según lo previsto en la ley autonómica, aunque
quedarán en espera de la resolución final del alto tribunal, que
resolverá la constitucionalidad o no de los puntos más polémicos.
La noticia es positiva, por cuanto respalda una norma surgida del
Parlament balear, que representa los intereses de todos los
habitantes de este archipiélago.
La ley pretendía dotar a cada uno de los consells de una
autonomía amplia, con grandes competencias y dotación económica.
Ahora cada isla podrá cumplir sus objetivos sin tener que depender
de las instrucciones del Consolat de la Mar.
Los políticos del Pacte de Progrés han manifestado su alegría
por el triunfo sobre las tesis centralistas de Madrid, aunque
habría que tomar las cosas con calma, pues en su resolución el
propio Tribunal Constitucional aclara que la suspensión podría
volver a decretarse en caso de un fallo en ese sentido. Por ello se
impone la prudencia. No hay que olvidar que expertos en la materia
han destacado la posible falta de base jurídica en la que apoyar la
nueva estructura de los consells. Actuar como un gobierno
autonómico a nivel insular pero sin dejar de ser una corporación
local encierra algunas dificultades. Sin embargo, lo que importa es
lo que se pretende: acercar el gobierno a cada isla. El sistema
legal que se utilice debe ser secundario siempre que se respete el
principio de legalidad. En este sentido, es importante que el
Tribunal Constitucional declare que debe prevalecer la presunción
de legitimidad de la ley autonómica.
A la espera de la decisión final del Alto Tribunal, estamos sin
duda ante un gran triunfo de las instituciones insulares, que
podrán a partir de ahora actuar como un auténtico Govern. Cada isla
está de enhorabuena.
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