El Ajuntament de Palma ha presentado el plan definitivo para la
reforma de la fachada marítima del sector de Llevant con algunas
modificaciones sobre el proyecto inicial que preveía edificios de
doce alturas en primera línea. En la redacción definitiva, que ha
contado, según el alcalde, con el consenso de todos los partidos de
Cort, éstas se han reducido a siete. Sin embargo, las críticas no
se han hecho esperar y la Associació per a la Rehabilitació del
Casc Antic (ARCA) ha pedido que no se incluya ningún tipo de
edificación en esa zona, petición absolutamente lógica si tenemos
en cuenta que una fachada marítima debe ser lo más limpia y
despejada posible.
Después de tantos años soportando la tercermundista imagen de
los solares abandonados de GESA, Palma se merece un proyecto que
rescate de verdad y con todas sus consecuencias la fachada
maritima, y que sea incompatible con cualquier edificación en esta
zona, que debe ser en su integridad zona verde. Por otra parte,
pese a que es lógico que se pretenda emplazar el recinto ferial
cerca del palacio de congresos, no parece lo más razonable que se
instalen en el polígono de Llevant, máxime teniendo en cuenta la
negativa experiencia de Ifebal.
Por muy grande que sea la rotonda que se quiera colocar a la
altura de la vía de cintura, los problemas de tráfico y
aparcamiento que creará esta ubicación deberían aconsejar un cambio
de planes y construir estas instalaciones en las afueras de la
ciudad, en un lugar con buenas comunicaciones por carretera y por
tranvía, y unos aparcamientos adecuados para absorber la previsible
concentración masiva de vehículos.
Es fundamental una inteligente previsión por lo que respecta a
las infraestructuras de la ciudad y, para ello, es preciso que no
se caiga en precipitaciones innecesarias. Abramos un serio período
de reflexión y no adoptemos soluciones de las que con el paso del
tiempo tengamos que arrepentirnos.
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