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La decisión del Govern de excluir a los propietarios privados de los parques naturales de Llevant y Cala d'Hort plantea un gran debate sobre el futuro de los espacios naturales de Balears y abre un interrogante sobre las fórmulas que se utilizarán en el futuro para proteger estas zonas emblemáticas de Balears. Nadie puede acusar al Govern de haber engañado a los ciudadanos con una propuesta que entrará en vigor en enero. Matas convirtió las reclamaciones de los propietarios de las fincas privadas del Parc de Llevant en una de sus banderas electorales. Y el president del Govern ha cumplido su promesa pocos meses después de ganar las elecciones. De hecho, Matas aprovechó la crispación generada por la anterior consellera de Medi Ambient, Margalida Rosselló, para plantear un sistema diferente de gestión de los parques naturales. El president defendió la creación de unos parques formados únicamente por fincas públicas y por todos aquellos espacios privados cuyos propietarios aceptasen, libremente, formar parte de las zonas protegidas. Es decir, un parque natural sin crispación ni imposiciones. El fallo del Govern del Pacte, y principalmente de la consellera Rosselló, fue no saber explicar correctamente las ventajas que un parque natural puede tener para los propietarios privados, tal como se ha demostrado en los parques de Catalunya.

Una vez cumplida la promesa electoral del PP, el Govern debe diseñar ahora un modelo de parque que cuente con el respaldo de todos los sectores. El Ejecutivo debe tener en cuenta tanto a los propietarios como a los grupos ecologistas, que durante estos años han ejercido un papel fundamental en la protección de estos espacios. Por lo tanto, el Govern debe negociar con los propietarios, escuchar sus reclamaciones y atender sus peticiones, pero también hay que proteger estos espacios hasta las últimas consecuencias. Por la vía del consenso hay que conseguir que no se retroceda en la superficie protegida en Balears y que los parques sean más cercanos a los ciudadanos.