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El presidente del Govern balear, Jaume Matas, sufrió el boicot de unos doscientos estudiantes universitarios pertenecientes a las plataformas contrarias a la autovía Inca-Manacor y al segundo cinturón de Palma durante una conferencia que pronunció ayer en la UIB. Es perfectamente comprensible que exista oposición a los proyectos de infraestructuras del Ejecutivo autonómico, pero existen límites que deben ser respetados para una normal convivencia.

La exhibición de una pancarta con un lema como el de «Matas fascista, tú eres el terrorista» está completamente fuera de lugar, pero lo está más aún que se acceda al recinto a la fuerza y, por supuesto, tampoco es aceptable que se asista a una conferencia para «reventarla». Ése no es el foro para llevar a cabo manifestaciones que limiten el derecho del presidente a la libertad de expresión y el del resto de los asistentes a escuchar en paz y sin sobresaltos el parlamento del mismo. Pese a todo, la conferencia se celebró, lo que evidencia la habilidad de Matas para lidiar con situaciones adversas. Y, además, después incluso atendió y respondió a las preguntas de algunos de los manifestantes.

Esos doscientos estudiantes deben tener presente que, frente a su ruidosa oposición, el Govern cuenta con el respaldo que la han dado las urnas, y eso es absolutamente democrático. Cierto es que tienen todo el derecho a manifestarse, a pronunciarse en contra, aunque nunca pueden fracturar los derechos del resto de los ciudadanos. Esas actitudes, lejos de suponer un impulso a sus posiciones, sólo pueden provocar un efecto de rechazo en gran parte de la población de las Islas, más dada, afortunadamente, a actuar con «seny» y a no dejarse llevar por apasionamientos excesivos frente a las decisiones y las actuaciones políticas.