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25 de diciembre. Día de Navidad. ¡A la rica porcella! Felip Solivellas Reynés, del horno Can Felip de Selva, coció ayer entre unas 25 y 30 lechonas en su horno de leña que da a los alimentos cocinados un sabor especial y único: «Siempre he trabajado con horno de leña. El pan se mantiene tierno más tiempo y el sabor de la lechona es mejor», explicaba ayer Felip Solivellas.

Uno de los hornos con más tradición y fama en Ciutat es el del popular Miquel de «Sa Pelleteria». Muchos son los clientes que de un año para otro ya estan haciendo el encargo, puesto que su horno es de los pocos que hoy en día podemos encontrar y que dan ese excelente sabor a la «porcella», cordero, pavos, «pollastres», etc, todo ello «rostit». Cada cliente lleva la materia prima en bandejas o grandes recipientes, Miquel las prepara y las mete en el horno y lentamente la carne coge todo su sabor y crujiente paladar. Asegura que no existe secreto, tan sólo muchos años de trabajo y cariño por su profesión. Entre las 13 horas y 14:30 del mediodía los clientes recogen sus «rostits». Muchos de los actuales clientes de Miquel de Sa Pelleteria continúan con la tradición familiar de sus padres, puesto que desde pequeños ya acudían al horno en compañía de sus padres, ahora lo hacen acompañados de sus hijos.

Entre las nueve y las nueve y media de la mañana de ayer los clientes fueron llegando de manera escalonada para dejar los asadores con las lechonas preparadas. A partir de las diez de la mañana, Felip Solivellas empezó a hornear las lechonas a una temperatura de unos 240 y 250 grados durante unas tres horas. Previamente, el panadero había preparado el horno para asegurar una buena temperatura de cocción.

A la hora de la entrega de las lechonas algunos años se han producido algunas anécdotas divertidas cuando algunos clientes se despistan y recogen un asador que no es el suyo. A partir de las dos del mediodía el horno de Can Felip cerró sus puertas. Llegó la hora del merecido descanso.

Y es que «Nadal» resultó, otra vez, más familiar y tradicional que nunca. No obstante, destacó el ajetreo constante que se vivió en numerosos forns de Migjorn, Pla y Llevant de Mallorca.

Y es que en Navidad, a parte de los típicos dulces, como los artesanales turrones, ensaïmades, y coques de Nada, no pueden faltar los rostits de porcella o los pollastres, indiots y xots. La mayoría de vecinos ya optan en los últimos años por llevar el animal bien troceado.

En Campos, por ejemplo, los vecinos acudieron al Forn de Can Vadell sobre las 8:30 horas de la mañana. A partir de esa hora se lució un espectacular desfile de bandejas con carne en su interior. Al llegar las 13.00 horas, de la puerta del horno salían unos espectaculares rostits, con un color y olor realmente tentadores y suculentos. El propietario deforn, Biel Vadell, y su hijo Joan, informaron que durante la mañana tuvieron cuidado de más de 50 encargos. El horno giratorio asó a unos 200 grados.

Por supuesto, las frases «Bon Nadal» y «¡Molts d'anys!» representaron la banda sonora del 25-D.

Julián Aguirre
(texto y fotos)