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Luis Aragonés está celebrando estas fiestas en familia con su mujer, cinco hijos y diez nietos. Le hubiera gustado hacerlo habiendo vencido al Madrid. Por dos razones, por la profesional, «porque a un entrenador le gusta que gane su equipo», y porque él es del Atlético de Madrid, o al menos siente muchas simpatías por él. Pero otra vez será, aunque debemos recordar que le ganó cuando hace tres temporadas dirigió al Mallorca, «aunque entonces los equipos eran muy distintos». Dice el míster bermellón que las consignas que se suelen dar a los jugadores cuando se van de vacaciones, como ahora, no difieren mucho hayas ganado o perdido. «Ellos tienen siete días donde se llevan unos deberes a realizar. Unos lo hacen con más rigor que otros, pero todos procuran trabajar pues saben que una semana sin moverse no les viene bien a ninguno».

-¿Suele regresar alguno con más kilos de la cuenta?
-No. Son profesionales y ellos saben que eso no debe suceder. Además, se llevan un trabajo a realizar y ellos lo cumplen a rajatabla a fin de encontrarse en buenas condiciones para el próximo partido.

-Que es contra mi equipo, el Español, en Barcelona, donde lo van a encontrar relamiéndose las heridas.
-He entrenado al Español, por tanto tiene un rinconcito en mi corazón. Pero vuelvo a decir que somos profesionales y debemos hacer que gane el equipo que entrenamos.

-Bien, míster, vayamos a lo que nos ha traído aquí. ¿Es usted 'cocinillas'?
-No tengo ni idea, por tanto ni opino. Y es que tengo una mujer que guisa maravillosamente y que además manda en la casa. Llevamos muchos años casados y ella conoce mis gustos.

-¿Qué le pide al 2004?
-Mire usted, hay un mundo, que es el mundo grande, que si todos pudiésemos intentaríamos que no hubiese hambre, ni guerras, ni calamidades, ni gente que se levante para engañar a otros. En cuanto al mundo pequeño, mi mundo, que es el fútbol, pido lo mejor para mi equipo, el Mallorca.

-¿Qué tal lleva lo de ser el abuelo del fútbol?
-Eso lo dijo Etoo, pero yo me considero tan joven como ellos, los jugadores. ¿Por qué? Primero porque mi trabajo, que además me gusta, suele ser al aire libre; segundo, porque trabajas con gente joven. Luego tiene una tercera característica, que es la soledad del entrenador, pero afortunadamente ya he aprendido a convivir con ella. Incluso a veces necesito estar solo.

Pedro Prieto