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La lluvia y el frío han marcado, curiosamente, el inicio y el final del año 2003 en Palma. Si una lluvia intensa impidió que tuviese lugar la revetlla de Sant Sebastià el pasado 19 de enero, una precipitación semejante impidió que el pasado 31 de diciembre pudiesen desarrollarse, según el programa inicial previsto, los actos que conmemoran la conquista de Ciutat por el rey Jaume I en 1229.

La Festa de l'Estendard tenía en esta ocasión una significación muy especial para la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer, ya que presidía los actos por primera vez. Pese a los nubarrones que ya iban adueñándose amenazadoramente del cielo de Ciutat, tal y como estaba previsto al filo de las 10.15 horas los Tamborers de la Sala y los Ministrils acompañaron a la Corporación municipal en el acto de colocación del Estendard Reial y de la Cimera del rey Martí en el centro de la Plaça de Cort.

Cirer y el resto de concejales, con la excepción de los de EU-EV, se dirigieron entonces a la Seu, acompañados por los jinetes de la Confraria Balear de Cavallers de Sant Jordi. A las 10.30 horas empezó la misa en la Catedral, presidida por el administrador diocesano de Mallorca, Andreu Genovart, y oficiada por el párroco de Muro, Pere Fiol, quien durante su homilía recordó la significación de la Conquesta para la Iglesia e hizo un repaso histórico de la labor pastoral llevada a cabo por los integrantes de la Diócesis de Mallorca. Por último, expresó la satisfacción que siente la comunidad cristiana de la Isla por la próxima llegada del nuevo obispo de Mallorca, Jesús Murgui.

Los Cossiers y los Cavallets de l'Escola de Música i Danses de Mallorca danzaron en el interior del templo. Al acto religioso acudieron, entre otros, la vicepresidenta del Govern, Rosa Estaràs; la vicepresidenta del Consell, Dolça Mulet, y el portavoz del PSM en el Parlament, Pere Sampol. Acabada la misa, los representantes del Consistorio se vieron obligados a regresar a la Plaça de Cort en el interior de diversos vehículos policiales, debido a la torrencial lluvia -acompañada incluso de granizo- que estaba cayendo sobre Ciutat cerca de las doce del mediodía. El Estendard fue retirado entonces por funcionarios municipales y entre el escaso público que en esos momentos aguantaba de manera estoica el fuerte aguacero se encontraban una representación de Cos de Bombers de Palma, que quiso dejar constancia de su malestar laboral, y unas veinte personas de ideología independentista.

Por último, la tradicional representación de «La Colcada», de Pere d'Alcàntara Penya, a cargo de Miquelina Lladó, tuvo que celebrarse en el salón de plenos de Cort a causa de la lluvia.