La buena organización de los distintos equipos de cocina,
comedor y recepción de los hoteles hizo posible que las cenas de
gala de Nochevieja fueran un éxito.
Uno de los factores que más contribuyó a la fluidez en el
servicio de los menús fue la buena disposición del personal. Los
nervios, si los hubo, apenas se les notaron, ni tampoco desgana por
trabajar en una noche tan especial. Además, también tuvieron un
momento para brindar con cava.
A quienes daba gozo observar en la cocina fue a los chefs y sus
equipos. Se trabajó todo en cadena, cuidando el detalle, y los
platos de marisco, muy elaborados y coloristas, lucían en todo su
esplendor.
En el Tryp Bellver se sirivió taco de queso de cabra con foie,
velouté de espárragos, media langosta del Mediterráneo y solomillo
de ternera. En el Gran Meliá Victoria se cenó foie de pato, consomé
de faisán, langosta y solomillo de cebón sobre crema de ceps y
salsa de trufas negras. Espectacular el postre: bizcocho de
almendras y naranja con coulis de mandarina y helado de mango y
crujiente al cacao.
En el Meliá Palas Atenea se ofreció crema de setas al vino de
Rioja, lomos de bogavante sobre tricolor de verduras, sorbete de
mandarina, solomillo de ternera con salsa bearnesa en corona de
hojaldre y cardinal con brocheta de frutas al chocolate. Los vinos
fueron de origen Penedès, Rioja y Ribera de Duero.
En el Bahía Mediterráneo no faltó la reina de los crustáceos, ni
tampoco el afamado foie. Se brindó con cava catalán y a la
madrugada hubo resopón a base de chocolatada. Lo complementó su
excepcional balcón sobre la bahía de Palma, desde donde se
admiraron los fuegos de artificio.
Amalia Estabén
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