La vía rápida, de 31 metros de amplitud, constará de dos carriles
en cada sentido con una mediana de 10 metros. Los accesos a las
fincas privadas estarán limitados; sólo se realizarán a través de
los enlaces. La construcción de la nueva carretera requerirá la
expropiación de 49 hectáreas de terreno, y afectará a un centenar
de propietarios. Las edificaciones a derribar no superarán las 10.
«Este trazado está consensuado con los afectados de Son Sardina y
sa Indioteria», afirmó la consellera d'Obres Públiques, Mabel
Cabrer, quien precisó que los precios a pagar se han fijado en 6
euros el metro cuadrado de suelo rústico y 600 euros, el del
edificado.
La autovía, que costará 33'6 millones de euros y que podría
comenzar en septiembre, constará de cuatro enlaces a diferente
nivel y arrancará desde la autopista de Inca, a la altura de
Alcampo. El primer enlace se localizará en la intersección con la
carretera vieja de Bunyola y facilitará el acceso a sa Indioteria y
a la urbanización sa Nova Cabana, de Marratxí. El segundo se creará
en la parte alta del polígono de Son Castelló y permitirá la
descongestión de tráfico de los ejes viales de esta zona. En el
cruce de Sóller se prevé la construcción de un semienlace y un
puente para salvar el tren. El último enlace se ejecutará en la
intersección con la carretera de Valldemossa, a la altura de la
finca de Son Ripoll.
El proyecto, defendido también por UM, prevé además el
desdoblamiento del primer tramo del segundo cinturón, desde la
autopista del aeropuerto hasta Alcampo, y su transformación en
autovía. Con el segundo cinturón se evitará la entrada de muchos
vehículos a la Vía de Cintura. Según datos del Govern, 29.000
vehículos de la autopista del aeropuerto utilizarán el segundo
cinturón; 2.572 de la carretera de Manacor; 11.283 de la autopista
de Inca; 4.000 de la carretera de Sóller y 4.000 de la carretera de
Valldemossa, entre otros.
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