Tintín y los más pequeños

Ordenadamente, los niños tomaron posiciones en medio de la pista hasta conseguir la forma de un gran pastel del que surgió el número 75, al tiempo que un dispositivo electrónico dejaba caer del techo globos de todos los colores. Así se daba el «sús» en una fiesta que hizo viajar a los asistentes por los mismos lugares a los que el intrépido reportero, peinado con tupé y traje con bombachos, visitó acompañado de su fiel perro Milú, el capitán Haddock y el profesor Tornasol. Los más menudos, de 3 años, se adentraron en el mar para recordar las aventuras piratas del reportero, mientras que los escolares de 4 años abandonaron la Tierra para descubrir la superficie lunar, escenificada con sus cráteres y el cohete de Tintín. Los pequeños astronautas eran sustituidos poco después por una tribu de indios de cinco años. El reportero se encontraba entonces en tierras americanas para capturar un gángster escondido en una aldea próxima a las reservas de los Pieles Rojas. El desierto de Arabia era la siguiente parada. Los alumnos de primero y segundo se convertían en nómadas del desierto de este país de misterios, mientras que los de quinto recibían al reportero en el Congo caracterizados de indígenas. Finalmente los alumnos de sexto recordaban con su baile la aventura que Tintín vivió en Perú. Y no podía ser de otra forma. La despedida final hizo salir a todos los alumnos que participaron en el festival para cantar juntos Paf era un drac màgic.

Paquita Giménez