El curso escolar 2003-2004 está a punto de echar el cierre
definitivo. Algunos centros lo pondrán hoy, otros en en los
próximos días, pero, vaya, esto está más que acabado. Es, por
tanto, tiempo de despedidas. Unas, hasta el próximo curso, otras
hasta ni se sabe, aunque también los hay que no se despiden pues se
van a encontrar mañana de nuevo, ya que son del mismo barrio. «Éste
y yo no nos decimos nada porque dentro de un rato nos volveremos a
ver, ya que vivimos en casas que están muy cerca una de otra», nos
decía uno de los chavales señalando al que tenía a su lado.
De entre los colegios que hoy bajan el telón está el Eugenio
López, ubicado en la plaza de los patines de Palma. Pese a ello,
ayer seguían las clases en el centro. Algunos alumnos de sexto de
Primaria, a los que sorprendimos en la actividad de panadería,
decían que posiblemente sentirán cierta nostalgia del colegio, pues
el curso que viene comienzan en otro centro para estudiar
secundaria. Y quienes puede que más lamenten este cambio son todos
aquéllos, diez o doce, que comenzaron desde educación infantil (que
por cierto, ¡cómo ha pasado el tiempo!, ¿eh, chavales?). Son muchos
años para olvidarlos de un plumazo. Muchos años, además de amigos y
profesores que difícilmente olvidarán.
Está claro que las despedidas, casi siempre espontáneas, no sólo
se producen entre alumnos, sino que también tienen lugar entre
éstos y profesorado y profesorado entre sí. Algunos no se verán a
lo largo de todo el verano, otros dejarán de verse durante más
tiempo, y puede que algunos lleguen hasta a perder el contacto, que
no los recuerdos acumulados a lo largo del curso. Pero eso es ley
de vida, pasa casi siempre, aunque nunca se cree que la despedida
tenga que ser definitiva. Por ello, tras un apretón de manos o un
abrazo más o menos efusivo se dice «hasta siempre», porque por muy
lejos que te vayas piensas que algún día te reencontrarás con el
amigo que se sentaba a tu lado y compartiste muchas horas de
estudio y juegos. En cambio, los que regresarán dos meses después,
cuando el verano haya llegado a su fin, y un poco más morenos, con
un «hasta la vista», «adéu», «adiós» o «hasta luego, Lucas» será
más que suficiente.
P.P.
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