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Dicen que los mallorquines no somos de tapeo, que esa costumbre no arraiga en la Isla y que es difícil que la cultura detxiquito, la caña o la manzanilla se extiendad por nuestros lugares. Pues la I Feria Internacional de Tapas «TaPalma», que está abierta hasta hoy domingo de 12.30 a 16.00 horas y de 19.00 hasta las 00.00 horas, está consiguiendo que ese tópico desaparezca. Colas para entrar, colas para conseguir los vales, colas para pedir la tapa finalmente. El éxito más impresionante.

El decorado del Pueblo Español ha resultado acertado para esta procesión gastronómica que otorga, al que promete recorrer los veintisiete restaurantes que ofrecen su especialidad, un deleite para los ojos, la vista y el gusto. Es que el disfrute exquisito que pueden ejercer la friolera de sesenta tapas es mucha para aquellos débiles que no superan la atracción fatal del montadito, el canapé o el tentempié. No es apto para amantes de la ración doble o el tamaño king size. Estamos en el reino de lo minúsculo pero sabroso, donde la frase más recurrente que se pronuncia aquí es «me comería otra».

Pero lo del ajuste del precio con la calidad es otro cantar. Pese a que se anuncia que el precio de las degustaciones es de 1,20 euros, en realidad la mayor parte de las tapas interesantes son ya de 2,40 euros, al igual que esos platillos de nouvelle cuisine por 3,60. A seiscientas, oiga. El punto negro del tapeo en Mallorca no va a ser ni la calidad ni la variedad de las tapas sino el precio de ellas. Andalucía, Euskadi o el mismo Madrid son puntos de referencia a la hora de tratar el tapeo frente a frente. La capital mallorquina se inicia ahora en los misterios de una cultura gastronómica diferente, a la que el público mallorquín ha respondido de forma excelente.

José A. de Haro