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veces las cosas no son como parecen.
En el caso concreto de la foto de los peregrinos que viajaron a Roma con motivo de la beatificación de 498 beatos españoles, seis de ellos mallorquines, foto que publicamos ayer y que reproducimos arriba, les diré que hacerla no fue fácil. O mejor, que llevó su tiempo y requirió mucha paciencia. Y no precisamente por el número de personas que aparecen en ellas, que son casi todas las viajeras, si no por el lugar... Que tampoco por el lugar en sí, porque se colocaron frente a la iglesia -creo- de los Tea-tinos, sino por donde este está situada: en una de las calles con mayor tráfico rodado de la Ciudad Eterna. Y, claro; como eran muchos, o se utilizaba un súper gran angular, que no teníamos, o se ponía espacio entre ellos y nosotros, que fue lo que hicimos. Así que nos colocamos en la acera de enfrente... y, un segundo después, tras contemplar el panorama, no nos quedó otra que echar mano de la paciencia. Porque, o te ponías tranquilo, o no la hacías. Y es que, como hemos dicho, la calzada que quedaba entre el objetivo y nosotros, es de la más transitadas, por lo que, cuando no te venían coches de la derecha, lo hacían de la izquierda, y si había un segundo sin coches resulta que pasaban por delante de los mallorquines turistas y paisanos, que no vernos, se sorprendían de ver aquel gentío sobre la acera. O si no, desde la iglesia salían cuatro operarios abriéndose paso, llevando un armario. Y así, entre que los coches pasaban o se nos colaban los viandantes, nos tiramos cerca de diez minutos para lograr esa foto en la que los que aparecen en ella se tendrán que entretener buscándose, porque a simple vista, como no tengan la vista del lince, no se verán. En fin, que anécdota aparte, la cosa no tiene la menor importancia.