La superficie mínima para construir una vivienda en suelo rústico es de dos ‘quarterades’. | Maria Nadal

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El Consell de Mallorca no prevé incrementar la superficie mínima de las parcelas para poder construir una vivienda en suelo rústico común. Por lo tanto, se mantienen los requisitos actuales, que pasan por disponer de una parcela con una superficie mínima de dos quarterades, o sea, 14.206 metros cuadrados.

En los últimos meses ha circulado el rumor acerca de un hipotético incremento de la superficie mínima. El conseller del PI Antoni Amengual dirigió una pregunta sobre esta cuestión en el último pleno a la consellera insular de Territori, Maria Antònia Garcias. Ésta respondió que el ejecutivo no iba a modificar los requisitos.

El Consell de Mallorca tiene actualmente en marcha una modificación del Pla Territorial Insular, que es la herramienta jurídica que establece la normativa urbanística incluyendo las edificaciones en rústico. La consellera Garcias indica que los cambios afectan únicamente al suelo urbano, al urbanizable y al de crecimiento urbano. «No actuamos en suelo rústico, más allá del que hace referencia al posible crecimiento urbano de los municipios. No modificamos la parcela mínima para uso de vivienda. Y tampoco planteamos una mortoria», señala.

El hipotético incremento de la parcela mínima ha sido objeto de polémica históricamente en Mallorca. Entre los años 1995 y 2018 se concedieron 9.097 autorizaciones para construir una vivienda en rústico. En 2017 fueron 501; y en 2018, 613. La entidad ecologista Terraferida calculó esta primavera que en Mallorca hay parcelas para albergar 11.214 nuevas edificaciones.

La edificación de una vivienda en suelo rústico está vetada en la mayor parte de territorios. Pero no en Eivissa, una isla que tradicionalmente ha carecido de núcleos urbanos (salvo Vila) y en la que era común que sus habitantes residieran en el campo, o en Mallorca, donde está permitido si se cumplen ciertos parámetros.

El urbanismo actual contempla que la población resida en los núcleos urbanos, que están pertinentemente dotados de servicios (electricidad, agua potable, alcantarillado, etc.). Actualmente, el suelo rústico de Mallorca tiene valor inmobiliario.