El obispo de Mallorca presidió la procesión del Domingo de Ramos desde el Palacio Episcopal. | Teresa Ayuga - Palma

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Un millar de personas ha participado en la tradicional bendición de las palmas y los ramos de olivo que cada año se celebra para conmemorar el Domingo de Ramos. Los fieles llevaban dos años sin poder participar en estas celebraciones religiosas, así que se ha notado las ganas de poder participar de nuevos en ellas con la presencia de numerosas personas que se han mezclado con curiosos y turistas. En el patio del Palacio Episcopal se habían congregado unas 500 personas a las 10.00 horas, momento en el que el monseñor Taltavull ha realizado la bendición. En el recorrido desde el recinto episcopal hasta la catedral se han ido sumando fieles y cerca de 1.000 personas se han reunido en la Seu para asistir a la misa del Domigo de Ramos.

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En su intervención ante los asistentes, el obispo ha recordado que el Domingo de Ramos conmemora la entrada de Jesús en Jerusalem. Sebastia Taltavull ha explicado a los fieles que el Domingo de Ramos representa el gozo de la entrada en la ciudad, pero también el anticipo del sufrimiento que supondrá días después la pasión de Cristo. Ha destacado que Jesús tuvo oposición desde el primer momento, algo que quedó de manifiesto en su entrada a la ciudad. Taltavull ha tenido palabras de recuerdo para muchas personas que aún se encuentran en una situación complicada como consecuencia del coronavirus y ha tenido un reconocimiento para quienes estos días sufren en persona las consecuencias de la guerra.

Tras la procesión, se ha oficiado la misa del Domingo de Ramos, que anticipa una serie de celebraciones religiosas que culminarán dentro de una semana con la celebración del Domingo de Resurrección.