«Llevo más de una semana sin tener ni un día libre». «Al final no me he podido coger aquellos días para irme de escapada porque había mucho trabajo y la oficina se quedaba a cuadros». Quizá estos comentarios te resultan familiares. De hecho, seguro que los has escuchado más de una vez en el lugar de trabajo. Muchas veces con cierto tono de arrepentimiento, en ocasiones con tristeza, aunque muchas, la mayoría de veces, como reflejo y muestra de compromiso con la empresa. Es un error, lo dicen los expertos. La concepción cultural de que solo del sacrificio extremo nace el éxito es una equivocación y, además, de cada vez cobra más importancia disfrutar de las vacaciones y reivindicar el derecho a desconectar.
«Es una concepción cultural del trabajo. Es algo que uno ve en los padres y en las películas desde que es pequeño y, poco a poco, el mensaje va calando. El trabajo es una de las facetas más importantes de las personas, aunque algunas se pueden sentir más o menos identificadas, es algo que nos define», explica Lourdes Barros, vocal de Psicología del Trabajo y Organizaciones del Col·legi Oficial de Psicologia de les Illes Balears (COPIB). En este sentido, la cultura de la empresa tienen mucho que ver con el comportamiento que toman sus trabajadores en distintas situaciones.
«Tenemos un sentido del deber muy fuerte y hay que entender que el trabajo es una parte de nuestra vida, pero hay muchas otras. Hay que animar a la empresas a favorecer el descanso y la desconexión de sus trabajadores. Hay que fomentar que se disfruten las vacaciones para propiciar el descanso, necesario para mantener un bienestar laboral», asegura la experta. Los motivos por los que no se logra desconectar son varios pero, en muchas ocasiones, van ligados al sentimiento de responsabilidad. «Hay personas a las que les cuesta delegar y, por ello, no consiguen desconectar, hay una creencia de que si delego algo mientras no estoy alguien me puede reemplazar y no es cierto», añade.
La experta reconoce que durante la pandemia «las prioridades de muchas personas han cambiado y algunos profesionales han reordenado sus vidas». Aún así, todavía siguen muy presentes las emociones negativas como la culpabilidad o la responsabilidad a la hora de solicitar días de descanso. Según un estudio sobre hábitos vacacionales realizado por Allianz Partners, el 25 % de los millennials aseguran sentirse nerviosos cuando piden vacaciones a sus jefes frente al 14 % de los miembros de la generación X y un 6 % de los mayores de 55 años. Además, los miembros de esta generación, personas nacidas entre 1980 y 2003, toman una media de tres días menos de vacaciones al año, tal y como apunta el estudio.
Así han nacido los 'mártires del trabajo' que sobreponen su compromiso y esfuerzo por el trabajo a cambio de renunciar a días libres, la desconexión y la conciliación. «Es importante la conciliación entre la vida social y familiar y la vida laboral. Es muy importante que un trabajador sienta que está conciliando, sentir que se nos permite hacerlo, si una persona siente que esa parte no se está cumpliendo y no se siente satisfecho le genera más estrés. Sobre todo es un problema cuando el problema se mantiene de forma sostenida», asegura Barros.
La vida no es una lista de tareas
Vivir rápido o tener una vida llena de tareas para tachar ha provocado que de cada vez esté más presente el estrés en el día a día de las nuevas generaciones. Un trastorno que también aparece de cada vez más en el ámbito laboral, es conocido con el síndrome de burnout o síndrome del trabajador quemado y hace referencia a la cronificación del estrés en el trabajo. Este se manifiesta a través de un estado de agotamiento físico y mental que se prolonga en el tiempo y llega a alterar la personalidad y autoestima del trabajador.
La ansiedad y el estrés laboral se han visto incrementados con la popularización de la figura del multitasking, aquel trabajador que desarrolla varías tareas a la vez. Aunque aparentemente para las empresas puede resultar positivo, como en todo, no es oro todo lo que reluce. «Hay personas que el multitaskingles puede generar más estrés y no favorecer la producción, mientras que otras si se pueden sentir cómodas y estimuladas desarrollando varias tareas diferentes. Siempre depende de cada persona y de su perfil», explica la experta.
«Para evitar llegar a esa situación es importante favorecer los aspectos positivos del trabajo, practicar una comunicación asertiva, facilitar el descanso del trabajador y prevenir el estrés», aconseja la psicóloga. Además del ambiente en la empresas o con los jefes, el empleado debe «analizar lo que está pasando y tomar medidas cuanto antes». La experta explica que en muchas ocasiones el estrés en el trabajo aparece cuando «se ha superado el límite y el trabajador tiene una lista de tareas que se llena de cada vez más y nunca se acaba».
«En un situación así es importante reenfocar algunos aspectos del trabajo, tanto en condiciones como en tareas», explica. Además, Barros hace hincapié en un instante que muchas veces queda olvidado por el hecho de vivir acelerados. «Hay que disfrutar del momento cuando se acaba una tarea, cuando la tachamos de la lista. Muchas veces se nos olvida disfrutar del logro», asegura.
Hay que fomentar vacaciones, dias libres y lo que quieran, pero las 8 horas de trabajo hay que trabajarlas. No es lo mismo ir al trabajo que ir a trabajar.
RafaelSi,por eso levantaron el pais,y ahora los,las y les ofendiditos-as-es solo quieren derechos,pero las obligaciones ya si eso....
Por supuesto que se tienen que disfrutar las vacaciones y desconectar todo lo que se pueda,pero en el trabajo hay que estar a lo que estamos
3 comentarios
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Hay que fomentar vacaciones, dias libres y lo que quieran, pero las 8 horas de trabajo hay que trabajarlas. No es lo mismo ir al trabajo que ir a trabajar.
RafaelSi,por eso levantaron el pais,y ahora los,las y les ofendiditos-as-es solo quieren derechos,pero las obligaciones ya si eso.... Por supuesto que se tienen que disfrutar las vacaciones y desconectar todo lo que se pueda,pero en el trabajo hay que estar a lo que estamos
Nuestros padres y abuelos estaban locos, entonces