¿Los plazos marcados para el salto al coche eléctrico son una entelequia?
—Hemos abogado siempre por que la transición fuera ordenada y justa. Se necesita una infraestructura de recarga importante y de alta potencia, y también tiempo para el desarrollo tecnológico de los coches eléctricos y para que su precio baje. Solo el 4,7 % de las ventas en Balears son de coches eléctricos. En España es el 3 %. Les están diciendo a los ciudadanos que han de comprar un coche para el que no hay infraestructura suficiente.
¿Quién debe hacer esa inversión?
—Los gobiernos dicen que ellos no pueden hacerla y que ha de correr a cargo de la empresa privada, pero ésta responde que como no hay coches suficientes no puede hacerlo. Es una pescadilla que se muerde la cola. Pedimos realismo con los plazos: el 97 % de las ventas de este país es motor de combustible. El Gobierno ha creado un grupo de trabajo para implantar infraestructura de recarga en toda España, pero llega con tres años de retraso. Llevamos tres años aguantando sus presiones para vender este tipo de coches, por lo que se demuestra que se ha empezado la casa por el tejado.
¿Qué tan lejos estamos de la infraestructura necesaria?
—Hay 23.000 cargadores en la vía pública en España y se necesitarían 350.000. De los 23.000 la mayoría son de baja capacidad, tardan cuatro o cinco horas en cargar el auto, por lo que no tiene ningún sentido tener esos cargadores en la calle. Pero uno de alta capacidad vale más de 100.000 euros ¿Quién hace esa inversión con un parque de 70.000 coches eléctricos de los 26 millones que hay en total? Las administraciones están forzando una tecnología sin saber quién va a invertir en ella. Posiblemente sea el futuro pero de momento no es el presente.
¿Es demasiado caro el coche eléctrico para el español medio?
—La renta en el norte de Europa duplica la española en algunos países. Es una desgracia que el vehículo más vendido en este país sea un coche usado con más de diez años. Uno eléctrico vale entre 35.000 y 60.000 euros de media. Ya Alemania, con una renta de casi el doble que la española, ha dicho que no va a cumplir con los plazos que marca Bruselas porque son incumplibles. Y más para los países del sur de Europa hasta que los coches no se abaraten. Los políticos han de levantar el pie del acelerador porque están poniendo en una situación muy complicada a la industria española y europea.
¿Eso nace de un desconocimiento del sector?
—Nace de meterle un componente ideológico brutal al tema de la sostenibilidad. Es agitar una bandera ideológica cuando ni siquiera se dan las circunstancias para que esto pueda ser una realidad. Cuando se quite ese componente ideológico los plazos serán otros.
¿El encarecimiento de la gasolina puede darle un impulso a ese proceso de transición?
—No van a tener tanta repercusión hechos puntuales como el desarrollo tecnológico, igual que ocurrió con los teléfonos móviles. Eso sí, va a tener impacto en el mercado; ha pasado siempre que el precio de la gasolina ha subido.
¿Es optimista con la posibilidad de un Plan Renove que no se ciña al coche eléctrico?
—No, pero si realmente queremos limpiar el aire de nuestras ciudades la palanca más importante es eliminar coches antiguos. El parque en Balears tiene 12,9 años de antigüedad y en España sobrepasa los 13 años.
¿Cómo han salido de la pandemia?
—Hace 15 o 20 años algo así hubiera supuesto la caída del 30 % de los concesionarios, pero hoy podemos decir que ha habido muy pocas bajas. El concesionario ya es una empresa mediana-grande que se ha profesionalizado mucho.
Un coche por habitante en Baleares no parece muy sostenible. ¿Cómo lo solucionaría?
—Primero impulsando el transporte público. De los 26 millones de coches en España hay cuatro millones muy viejos que el consumidor no da de baja porque no tiene ningún incentivo para ello. Le tenemos que dar al ciudadano la posibilidad de desplazarse, no podemos ir a un territorio sin coches donde el ciudadano no tenga alternativas.
¿Qué impacto ha tenido la crisis en el suministro de microchips?
—Ha sido brutal. Los plazos de entrega han aumentado mucho y seguimos sufriendo unos retrasos importantes, todavía a día de hoy. No habrá solución a corto plazo.
¿Cómo explica el auge del renting?
—Tiene mucho futuro. Cada vez más gente quiere pagar una cuota y tener un servicio de taller, un coche asegurado... El modelo Netflix se está imponiendo. Además, la mayoría de usuarios se lo acaban quedando. Lo ven más como una inversión a largo plazo que como un alquiler.
Punto de vista
Baleares esquiva la crisis de la automoción y aumentará sus matriculaciones un 40 %